lunes, 9 de julio de 2007

TRIATLETAS MURCIANOS Y DE HIERRO

(publicado en La Opinión 9 de julio 2007)

Estanis y Paco, mis queridos amigos.

Recuerdo que, el pasado mes de septiembre, al enterarme de la aventura en la que os habiáis embarcado, lo primero que pensé es que me vacilabais. Vamos, que os quedabais conmigo y con gran parte de mi vello craneal. O eso o que vuestras sustancias grises eran carne de psiquiátrico. Pero no tardé nada en darme cuenta de que la cosa iba en serio: ¿o acaso ibais a saber vosotros más que el bueno de Alfonso, ese gran entrenador de triatlón y descubridor de talentos ocultos como el vuestro? Con lo obedientes, aplicados y buenos cumplidores que habéis sido siempre, si había que ir a Alemania a doctorarse en triatlón y no sólo a beber cerveza, se iba, que años ha fueron nuestros padres a buscarse la vida por las Germanías, y aquí estamos nosotros para contarlo.

Durante aquella comida en la que asistíamos boquiabiertos a todo lo que contaban los ilustres veteranos de nuestro equipo, y en la que tanto aprendimos, fue cuando Txema, el primer loco del clan, nos reveló que había decidido prepararse a conciencia para disputar un IronMan. A pesar de que faltaban nueve meses para el evento, a celebrar en Roth (Alemania), no albergaba duda alguna: en junio volvería de Alemania convertido en un Hombre de Hierro, que ese es el galardón que se otorga a los aventados que consiguen finalizar tan dura prueba. Hacerlo en más o menos tiempo sería lo de menos.

Al día de la fecha, sigo sin poder creérmelo. No sé si será como el sueño de una noche de verano, porque, a pesar de haber estado al tanto de la dedicación plena a este vuestro sueño desde el inicio, y haberos prestado todo el apoyo moral e incondicional del que soy capaz (confío en que os haya servido de ayuda), me siguen pareciendo una locura los duros y exigentes entrenamientos de cada día que os han obligado prácticamente a sacrificar vuestra vida diaria y la de los vuestros, con tiradas de natación, que os estaban convirtiendo en hombres-pez, al tiempo que os desteñíais por el cloro de la piscina, con salidas en bici por encima de los 200 kms. todos los fines de semana, que os han convertido en auténticos GPS de las carreteras de nuestra región y las no menos despreciables tiradas a pie, para poder culminar la hazaña recorriendo la distancia mítica del maratón.

Porque un Ironman no es una simple competición: es una proeza, es una forma de demostrarle al mundo que cualquier cosa que un ser humano se proponga se puede conseguir echándole lo que hay que echarle. Y vosotros de humanidad y buen rollo váis sobrados. Y de lo que hay que echarle, también.

Ahora, con el reto superado por ese tridente magnífico de Ciclos Carrillo, no podemos más que volver a descubrirnos ante vuestra hazaña, la de tres murcianos tan ilustres como el que más, que han tenido que pagar un suplemento de equipaje en el avión de vuelta porque habéis venido envueltos en una gruesa capa férrica. Creo que el aeroplano tuvo problemas para despegar.

Estanislao Uría Cemeño, Francisco José Urban Marín y Txema García Moreno: ¡enhorabuena! Porque hacer de una tirada 3800 mts nadando, 180 kms en bici y rematar la faena con los 42 kms de la maratón no está al alcance de cualquiera. Y el sufrimiento triunfal de esas 12 horas continuadas, son una gesta imborrable para el deporte murciano, y se merecen, como poco este humilde homenaje escrito. El otro homenaje nos lo hemos de dar sentados en torno a una mesa y brindando en todo lo alto con una cerveza bien “fresquica”, esa que tanto tiempo hemos tenido pendiente.

¡Por vosotros, campeones!
JOSE CARLOS PEREZ LOPEZ
Club triatlón CICLOS CARRILLO

viernes, 6 de julio de 2007

QUE VIVAN LOS CUERNOS Y OLÉ

Obedeciendo el sabio consejo que me ha dado mi buen amigo Estanis, que está hecho el tío de hierro y no de plástico fino, como decían los de Radio Futura, aunque puede que si tenga un tacto divino -¿o no Mariló?- canción de Radio Futura-, me he decidido por darle un airecico veraniego al que, posiblemente, sea, no sé si el mejor artículo del mundo, pero si el último antes de marcharme de vacaciones.

Este humilde y, en ocasiones, barroco blog, cierra sus puertas hasta que le hayamos dado un buen meneo a este pedazo de canícula que se nos ha venido encima, como unos buenos y bravos cuernos de Mihura al capote de José Tomás.

Y precisamente he elegido los cuernos como el tema central, por aquello de lo característico que son las cornamentas en esta época del año: a las puertas de San Fermín que estamos, ¿cómo no ibamos a hablar de cuernos?....

Aunque no sólo en Pamplona hay cuernos (bull's horns), ¡que son más universales y variados que los gallitos de Enrique Iglesias!. Hay sobre todo cuernos sexuales (tal vez en los que estabas pensando principalmente, mi querido y sufrido lector), pero también cuernos de la abundancia y cuernos quemados. Los llevan de sinigual envergadura los pánfilos maridos de esculturales hembras, y las revejidas esposas de desvergonzados donjuanes que ofician de Rodriguez, los lleva nuestra enseña patria, al menos la tuneada que nos hemos inventado sobre la marcha en nuestro país de marcha y más marcha. Se los ponemos al vino dándonos a beber cerveza cuando aprieta "la caló". Se los ponemos al deporte que practicamos durante el año, dejándonos barriga larga durante el verano (¡ya vendrá septiembre para regocijo de gimnasios y creadores de dietas milagrosas quemagrasas!).

¡¡¡Y LO MÁS IMPORTANTE!!!... se la ponemos al jodido curro de los cojones yéndonos de vacaciones, ¡cuanto más lejos mejor! Yo mismo sin ir más lejos (bueno, es un decir porque siempre procuramos irnos en busca del quinto pino), me pillo la treintena, la de días me refiero, porque en lo tocante a la edad estoy más cerca de la mítica cuarentena.

Por tanto, pues, y en consecuencia -que me luce ser un poquito redundante para rematar la faena-, de quince a quince no me busquéis, porque no me váis a encontrar, voy a estar "misin". Y tened presente que si me encuentro con Curro o con el dichoso perrito Pancho, les voy a dar una somanta de ostias para robarles hasta el último céntimo y darme a la vida plácida, al lujo, a la orgía y al desenfreno.

Lo dicho, que vivan los cuernos y no dejéis de afilad vosotros los vuestros, que lucen más.