martes, 28 de abril de 2009

DICES TÚ DE FINISHER 2.... LA CARRERA

Para mí la carrera había comenzado la semana anterior, que es cuando empecé a soñar con ella. Me dio cierta confianza que no fueran pesadillas, sino que hasta parecía disfutar. Con eso y alguna recomendación "gastronómica" fui preparando el cuerpo, y llegó la previa el sábado. Las típicas mariposillas seguían como aletargadas, yo no daba crédito, pues imaginaba que, a estas alturas de la película, estaría subiéndome por las paredes... Seguramente, en mi fuero interno, reservaba fuerzas para subirme las famosas escaleras...

Sábado 25 de abril
Por la mañana me acerqué a Elche a por el dorsal en compañía de don Estanislao Uría, mi guía espiritual, el sherpa de toda mi ignorancia, la luz que me ha hecho ver el empedrado camino hacia la gloria (lo releo y creo que le he dado un toque demasiado literario, pero decido dejarlo así, tal como ha brotado)... Ya queda menos. Sigo impresionado por mi templanza, e imagino que cuando me llegue el bajón me caeré del burro a plomo. Entretengo la tarde desgañitándome en el Palacio de los deportes con la nueva victoria de ElPozo. Aprovecho para descargar adrenalina y le digo de todo menos guapo a los señores de negro (ja,ja)

Domingo 27 de abril - día E -
Hacía tiempo que no me levantaba antes de las 6. Lo primero que hago es mirar al cielo. No espero iluminación divina. Tan sólo me fijo en la luz que hay y maldigo la poca profesionalidad de las legiones de hombres/mujeres del tiempo que se dedican a teatralizar el pronóstico meteorológico, sin dar las más de las veces una a derechas. La previsión era de cielo cubierto con algún riesgo de lluvia, pero ya lo veo claro: nos va a pegar de plano su alteza el refulgente... ¿dónde leches está la crema solar?

Reviso el material uno, dos, tres y hasta puede que cuatro veces. Ya sabía yo que las mariposas empezarían a volar algún día. Creo que algunas de ellas me bloquean el pedal del embrague, porque el coche se me cala hasta dos veces en la rampa de salida del garaje. ¡Vaya por Dios!... Anoche tuve que cambiar la rueda delantera, y ahora esto. Súmale que al poco de salir de casa nos para la Guardia Civil en un control de alcoholemia y tendrás el cuadro completo... Por suerte el agente benemérito no nos ve cara de borrachuzos pachungueros (lo mismo es qu me vio la sudadera con los logos, la bicicleta en el portón trasero y ató cabos), y seguimos sin mayor novedad.

Y casi sin mayor novedad me veo en boxes, saludo a Stani y al "camaleónico" Jesús. Soy de los últimos en vestirse de pingüino y en embadurnarme de vaselina, pero no cato el agua (primer error). Ramón y Jurg Lukas, con los que coincido en la cola de cabecitas verdes, me indican que está helada tirando a gélida.

Me digo que no será para tanto y poco más, porque nos sorprende el bocinazo de salida. Bueno, tampoco tenemos prisa: la jornada va a ser larga. Disfruta -me digo repitiendo el consejo de mi buen amigo Paco- y lo hago desde justo antes de meterme en el agua, con la excepcional panorámica del chapoteo de los cientos de triatletas que ya me sacan un mundo (¡y lo que me han de sacar!).

En unos instantes paso del comentado disfrute visual del chapoteo enloquecido y febril de los mejores a una horrorosa sensación de ahogo, cuando me dispongo a dar mis primeras brazadas y no consigo mantener la cabeza metida bajo el agua. Por suerte recuerdo la sensación de la otra vez que nadé con neopreno (¿no es alucinante? El neopreno no me lo había puesto desde la única vez que lo usé el año pasado, sigo siendo así de globero).

Pero como imaginaba, en cuanto se templa el cuerpo, se estabiliza mi mente y puedo ponerme a nadar como una persona y no como un perrillo de la pradera. Por entonces ya hemos girado la primera boya. Para mí empieza ahora la carrera.

Lo demuestro en el corto trayecto por la arena, en donde adelanto al sprint a media docena de triatletas. Seguro que al verme se habrán pensado que me había picado un cangrejo en el culo o algo así. No sé. Cosas de globero liberando adrenalina.

Salgo del agua cumpliendo casi a la perfección mi cálculo de cuarenta minutejos pasado por agua. No me quito las gafas hasta llegar a boxes, más que nada para no perderme, porque sin gafas soy como el primo bizco de Rompetechos. No tengo problemas para encontrar mi bici... es la ventaja de no salir de los primeros, que no te pierdes para encontrar tu cestita.

Casi me hago una avería en el gemelo al quitarme el neopreno. Termino sentándome que más vale conservar la parejita para dar pedales, que la cosa empieza cuesta arriba. Aplico la segunda enseñanza del día: tú como si molieras café, ¡vamos! que nada de subir a plato. Y luego tranquilito, que se ha unido a la fiesta un molesto viento, que ya sé que es igual para todos, pero como resulta que servidor carece del más míninmo criterio aerodinámico, al ver pasar como flechas a curtidos varones lo primero que piensa es que para ellos parece ir el viento al revés.

Se me hacen largos los primeros kilómetros del tramo de enlace hasta el circuito fijado. Para más inri me he quedado sin cuentakilómetros, pues no lo tuve en cuenta ayer al cambiar la rueda (segundo error de globero). Me consuelo pensando que casi mejor, porque así no me obsesionré con lo que queda. Pero lo que por un lado seguro que me viene bien, por otro me va a sentenciar a no poder subir el ritmo cuando vea que decaiga demasiado.

Vuelvo a destacar mi absoluta pulcritud a la hora de seguir los buenos consejos que he recibido estos días de atrás, porque bebo desde el principio. Y en todos los avituallamientos como y bebo... ¡y lo mejor!: ¡me voy sin pagar la consumición! La primera vuelta, a falta de referencias kilométricas se me hace un poco larga, y tan sólo puedo rodar a gusto en las zonas donde el viento no entra de cara. Me anima ver tanta gente aplaudiendo en la última rotonda del circuito en donde se vuelve a empezar. Me desanima notablemente ver como, además de los aviones que despegan en el cercano aeropuerto, me pasan otros aviones con dos ruedas por la izquierda. De hecho en el primer avituallamiento casi se me lleva uno de ellos por delante... ¿es que esta gente no come? Lo mismo los avitualla alguna nave nodriza venida de una galaxia lejana, porque a mí me parecen extraterrestres, con esos cascos picudos. ¡Si, seguro que si! ¡y las ruedas lenticulares son parabólicas camufladas por las que transmiten y reciben alimento!

Yo, triste mortal que le doy al pedal lo que puedo (y cada vez un poco menos, porque encima me ha empezado a doler la rodilla izquierda, molestia de la cual casi me había olvidado porque sólo suele asomar cuando quemo demasiado neumático). Compruebo que sólo soy capaz de adelantar a alguna que otra zagalica de las que habían salido antes. Obviamente las saludo y animo. Con alguna incluso cruzo unas palabricas sobre la ventisca, que parece que se ceba más con nosotros, los más débiles, los últimos de la carrera.

Creo que en la tercera vuelta, es cuando me veo mejor y aprieto el culico. Ya no me adelanta nadie descosiéndome las costuras del mono y eso alivia mi amor propio. Consigo mejor cadencia y desarrollo no ya solo con viento a favor, sino que pruebo contra él, y también parece que voy. Es más. En esta última vuelta y en el camino de regreso a Arenales doy cuenta de tres o cuatro tris a los que siempre había tenido bastante lejos por delante. Antes de terminar, en la última subida, ya en Arenales, incluso alcanzo a Jesús. Había hecho mejor natación que yo y luego hemos debido ir siempre con la misma distancia en bici. Creo que es entonces cuando me doy cuenta de que el Medio Ironman empieza de verdad para mí, porque maldita la gana que tengo de ponerme a correr veintiún kilómetros ahora.

Transición tranquila. No hay prisas. Miro el reloj al abandonar los boxes. Llevo ya 4h13. Han terminado los tres o cuatro primeros. Creo que lamento no haber entrenado un poco más. Ahora pagaré mi pereza con sufrimiento. Vuelvo a alcanzar a Jesús que se me había escapado en la transición, y subimos de cháchara el primer tramo de escalones (andando, por supuesto). Me anima un poco comprobar que no soy el único perjudicado que es incapaz de subir corriendo. Pero con los que coincido en esta primera subida ya están en su segunda y/o tercera. Me da por pensar que si ellos, que me llevan entre media hora y una hora van así, ¿cómo pasaré yo por allí en las siguientes vueltas?...

Respuesta: cada vez más jodidamente jodido.

Aunque el recorrido es duro, reconforta ver gente y cruzarte con compañeros, en los que encontrar el aliento y el resuello que se echan tanto de menos como un buen colchón. Veo a Ramón e imagino que me debe llevar un mundo. Jesús se ha quedado atrás. Bastantes caras me son conocidas y siento envidia sana cuando yo tengo aún que seguir deambulando vuelta tras vuelta y ellos enfilan, triunfalmente, la meta.

Me animo visualizando el momento en que sea yo el que obtenga esa recompensa. Seguro que por entonces ya quedará bastante menos gente en el circuito, pero en los avituallamientos siguen estando todos los chavales con síndrome de Down con las mismas ganas y entusiasmo del principio.

Me faltan las fuerzas pero no las ganas. En todas las cuestas, sin excepción, cuando pican hacia arriba tengo que andar, pero cuando la pendiente es favorable parezco uno de los elegidos...

¡ÚLTIMA VUELTA! ¡última subida al monte calvario! ¡última gomita!... comienzo a celebrarlo a falta de más de un kilómetro. Ya casi no hay nadie en el paseo. Seguro que el arroz lo tengo frío en el plato. No soy de llanto fácil, pero si de efusión, de gritar, de saltar... El viento es más fuerte. Pero el saludo de el hijo del viento antes de meta y el beso de mi media mandarina me endulzan aún más el sabor de la gloria.

SEIS HORAS VEINTITRÉS. ¿Qué más da el tiempo? ¡SOY FINISHER!... Me miro para ver qué parte de mi es ahora de hierro, ¿de cintura para arriba o para abajo?. Supongo que mi cabeza, que es la que me ha mantenido en pie, aunque siempre la he tenido bastante dura en todos los aspectos.

En fin, ¿qué más os puedo contar? Si tú también eres FINISHER no hace falta que te explique nada, porque no es fácil describirlo con palabras. Es algo que va por dentro. Es la culminación de un cúmulo de trabajo, dedicación, empeño, sueño... Si no lo eres, no lo vas a entender hasta que lo compruebes por tí mismo.

NOTA DEL AUTOR: Prometo fotos, en la tercera y última parte, que estoy reservando para contar las secuelas del medio hombre de hierro que estoy hecho, aunque hasta el momento, y para mi sorpresa, he de decir que estoy ahora mejor que la semana pasada. ¿Será porque sigo de subidón pensando en la prueba del próximo sábado? ¡Si, hijo, si! Tercer reto en tercer fin de semana, aunque este bastante más asequible: el TRIATLON NACIONAL de Fuente Alamo. ¡A ver si le mojo la oreja a Gómez Noya!

lunes, 27 de abril de 2009

DICES TÚ DE FINISHER....

Es curioso. No tengo aún hijos y ya tengo "material" del bueno para contar a los nietos: hice la mili en su día y, a partir del domingo 26 de abril de 2009, soy Finisher.

Me miro al espejo intentando buscar alguna diferencia, pero todo sigue ahí, más o menos en su sitio. Lo mismo con algún gramo de menos (serán los gramos de fuerza que me dejé para terminar los 113 de Arenales), y con un marcado tostado-rojizo en la zona de los hombros, fruto de haber olvidado aplicarme debidamente la protección solar, pero básicamente sigo siendo el mismo.

Lo realmente distinto lo veo dentro. Me siento un poco James Brown: Aifilgud -que decía el amigo Marrón-. Creo que me veo y aún no me lo creo. ¿Lo he soñado o después de todo no me ha costado tanto? Porque resulta que para ser el comienzo de una nueva era en mi vida (día 1 "d.E" -después de Elche-) no me he quedado tan tirado como en eventos pretéritos... supongo que será porque aún me dura el subidón y la adrenalina me está manteniendo a flote. De lo contrario, en serio lo digo, no me lo explico.

Y hablando de explicar... Es extraño, pero con lo fácil que tengo yo esto de desembuchar pensamientos y desparramarlos sobre el papel (aunque sea virtual), ahora resulta que no sé por donde empezar. Supongo que sería demasiado básico quedarme en lo acontecido en el día "E". Si algo he aprendido con esta experiencia (además de que es posible seguir moviendo las piernas aunque creas que no te queden fuerzas para más), es que la forja del Finisher comienza en el preciso momento en que uno se cree capaz de ello. Ya sé que puede parecer algo así como empezar la casa por el tejado, pero yo lo veo fundamental: el coco (en esta comparativa, claramente, hace el tejado, claramente), es la primera parte de tu cuerpo que será Finisher. Y del mismo modo será siempre la primera parte de tí que conseguirá aquello que más desees.

Pero bueno, a lo que voy, que soy FINISHER y no un famoso escritor de best-seller de auto ayuda... Decía que es importante creerse capaz de lo que uno se propone. El reto comienza cuando uno se pregunta "¿por qué no?". Si tú eres de los que tan sólo se pregunta "¿por qué? (y no te digo nada si encima te fustigas cuestionándote ¿para qué?), apaga y vámonos, porque entonces no serás capaz nunca de descubrir tu límite o de ampliar tus horizontes en esta vida.... Y si yo he estado seguro de algo desde el principio, es de que quería probar este sabor.

Eso sí, una cosa te digo (a tí que aún me ves como un bicho de otro planeta, o como una especie de pirado que se lanza a aventuras sin sentido, porque si eres finisher, maratoniano o alguna "burrada" de mayor empaque), tampoco creas que se consigue superar la línea de meta sólo con meditación tántrica. Importante no olvidar que el camino hacia el "olimpo Finisher" no es un camino de rosas, pues hay que vérselas con las espinas del entrenamiento. Luego ya unos entrenarán más que lo hacemos otros (y eso metido en la olla con otro poco de la genética de cada cual dará la impepinable clasificación final, hora arriba, hora abajo). ¿Capichi?

De broma yo siempre digo que tenemos más mérito los que tardamos más (6h23 en esta mi primera vez), pues sufrimos durante más tiempo el día de la prueba... Pero ya sé que lo hemos sufrido menos entrenando. Al final hasta el sufrimiento es lógico y equitativo. ¿Será eso lo que hace de la casta y orgullo de triatleta una especie única y perfectamente diferenciada?...

Ya os digo yo que aún no he bajado de las nubes (o de las ramas, segúnse mire), porque llevo una parrafada y lo único que he dicho es mi tiempo en meta, algo que perfectamente podriáis haber visto vosotros hojeando la clasificación final (empezando, por supuesto, por la parte de abajo).

LICENCIA DE AUTOR: Os prometo una crónica de mi sufrimiento pormenorizada en una próxima entrada. Cosas del directo de la vida (no hay más remedio que trabajar).

jueves, 23 de abril de 2009

1/2 IM - E

Uno, que es concienzudo donde los haya, y a falta de un entrenamiento medianamente decente que llevarse a las piernas, anda a vueltas con las matemáticas, intentando buscar la fórmula magistral que me permita convertirme, no ya en Premio Nobel de la aborrecida ciencia, sino en todo un Finisher o Semi hombre de hierro.

Porque, 1/2 IM - E, para los no iniciados, no es ninguna ecuación, tan sólo un sueño, el medio ironman de Elche, un gran paso hacia delante de este aventurero soñador -otros me definen como loco de remate o desasistido por la razón-.

- ¡Si, si, si, Elche ya está aquí! -gritan enfervorecidas mis descontroladas neuronas, hasta el culo de vitargo que están las pobres.

Sospechosamente me digo, que tratándose de lo que se trata, aún no se han apoderado de mí los nervios, a pesar de que ya ando con la cuenta atrás, arrancando hojas del calendario como el que arranca ajos. ¿Será eso buena señal o la premonición de una gran cagada deportiva?

Ilusión no me falta. Veremos lo que pasa. Yo pondré toda la carne en el asador para mi bautizo en la media distancia triatléticamente hablando, porque padrinos sé que no me van a faltar (por cierto, confío en que no os aburráis mucho en la línea de meta esperando mi llegada triunfal).

En fin, comprenderéis que acorte el discurso por esta vez. Y es que me he propuesto evitar cualquier actividad que me desgaste más de lo necesario.

Señores y señoras, vayan engrasando esas bielas que el juego va a empezar....

NOTA DE AGRADECIMIENTO Y REAFIANZAMIENTO ESPIRITUAL DEL AUTOR:
De paseo por la red, procurando templar un poco los nervios, me topo con la definición de triatlón que pone el wikipedia que todo lo sabe. ¡¡Gratia plena al wikipedia!! ¡¡Gud seif de güikipedia!!... Ha sido toda una revelación que recibo con inusitada alegría. Transcribo con la literalidad necesaria:

El Triatlón es un deporte individual y de resistencia, que reúne tres disciplinas deportivas: Natación, ciclismo y TROTE....

Si señor, por fin corroboro que mis cochambrosos finales a pie, desprovistos del menor atisbo de fuerza muscular están perfectamente integrados en la definición de la actividad triatlética. Nada de "carrera a pie"... no señor: ¡TROTE!... De mi cosecha podría añadir lo de "cochinero", pero por respeto al noble porte de ese animalillo y sus preciados jamonzacos, dejémoslo estar, con trote sobra, ¡olé!

Si no os lo creéis poned "triatlón" en el buscador de guguel y pinchad en el enlace de la "güiski"pedia... (lo mismo es que quien lo escribió iba fino del susodicho brebaje).

sábado, 18 de abril de 2009

Cómo tener dos ....ones como huevos de avestruz y no perecer en el intento



¡Oé,oé,oé,oé,oéeeee,oéeeeee...!
Resuenan cánticos de guerra (deportiva) en mi cabeza. Y no ha sido porque me haya endiñado más de 40 cervezas hoy, y creo que tendré que expulsarlas fuera de mí...(dixerunt los toreros muertos)

OE,OE,OE,OE.... estas dos jodidas vocales no me dejan dormir, OE,OE,OE,OE.... resulta que si las ves como iniciales todo empieza a tener sentido: "O" de Orihuela y "E" de Elche... Ya sé que ha terminado la Semana Santa; de hecho estamos finiquitando la Semana de las Fiestas de Primavera (esta noche es el Entierro... de la Sardina), pero para mí mañana empieza una auténtica "semana de pasión". En realidad serán 8 días, ¡fantásticos!, como los del Cortinglés, de domingo a domingo, del sprint de Orihuela al medio ironman de Elche. Y si salgo vivo del intento, y aún me queda un soplo de vida, también estoy inscrito en Fuente Alamo.

¡Lo que yo te decía! ¡Que hay que tener los ...ones bien puestos y grandes! ¡Como huevos de avestruz!

¡Santo Jesús milagroso de la Misericordia eterna, verdadera y refulgente! ¿alguien conoce a un santo o santa que pueda obrar el prodigio en mi? Me han dicho de todo, mayormente que si estoy loco o agilipollaico, pero no es plan, hablando de avestruces, de adoptar la conocida táctica de la referida ave del orden de las Estrucioniformes, consistente en esconder la cabeza, obviando posibles riesgos y/o problemas.

Uno, aun a riesgo de ponerse ictérico perdido (no confundir con "histérico", ¡que sigo controlando la cosa gramatical a pesar del runrún gástrico en forma de revoloteo de mariposones que pululan por todas mis tripas y me las vienen removiendo sin piedad!), así en plan Simpson, es consecuente consigo mismo y presta todos los sentidos a su espíritu para conseguir un sueño de los que quita el sueño: ser FINISHER (o 1/2 Finisher al menos).


Y si tengo que encomendarme a la estrella de Orión, o a la Estrella de Levante mismamente, pues me encomiendo, ¡que no quisiera cometer sacrilegio! Porque sería muy fuerte tener que darse a la birra, y hacerlo poniéndole los cuernos a nuestros quinticos de la Estrella, por una americana, ¡más estilizada, sí!, pero ¡QUÉ LIMONES! ¡si es la que beben en los Simpson!



Señores, empieza la cuenta atrás: OE,OE,OE...

PD: Por cierto, ¿habéis visto los limones que tengo? ¡Si, claro, yo hablaba de limONES! ¡son como huevos de avestruz!

jueves, 9 de abril de 2009

Como un triatleta con ruedas nuevas

Que me perdone la sabiduría popular por la adaptación no autorizada. Confío en que no se personen fuerzas de la autoridad competente (o incompetente, según se mire), el cobrador de la SGAE -que es como el hombre del saco en moderno- o una corte celestial de angelotes de la RAE para poner las cosas en su sitio. Siempre puedo decir que soy un artista y que estoy en plena labor creativa, versionando tradición para adaptarla a este mundillo nuestro de neopreno, licra y depilaciones cuasi integrales por el viejo sistema francés de la guillotina adaptada por el señor Yilet.

Si, estoy tan contento e ilusionado, como el famoso niño y sus no menos conocidos zapatos nuevos. Por más que las ruedas que me he agenciado sean de segunda mano y no aparezcan ya casi en ningún catálogo de productos "in" para el oficio pedalístico.

Yo es que soy de fácil conformar. Cosas de la magistral educación que recibí y del recorte presupuestario que se me aplicó desde siempre para las cosas de la juguesca. De hecho se me caería el alma al suelo y la tendría que recoger a paletadas si se me pasara por la cabeza dedicarle a la cosa del "tuneo" triatleta una cantidad excesiva de pecunio. La vocecilla encargada de la conciencia tesorera de mi cerebro sólo admite gastos debidamente justificados, y dado que adquirir unas ruedas nuevas no es capricho banal, sino necesidad -derivada de la imposibilidad de ajustar un casete de piñones adecuado a la exigencias de los alrededores orogénicos de Zarauz-, ¡no pasa ná!...

No obstante, que me conforme con poco no quiere decir que no aspire a más. Tanto es así que ya estoy casi en la rampa de lanzamiento... El referido disloque comenzara con el Triatlón de larga distancia de Elche en poco más de quince días. Continuará en Fuente Alamo la semana siguiente con la vigésima edición de uno de los Triatlones Nacionales de más arraigo y, acabará, si antes no se desparrama en demasía la coyunda muscular, a mediados de junio, con otra prueba no menos tradicional y espectacular: el Doble Olímpico de Zarauz.

La primera prueba, pura demostración de reflejos, ya la he superado. Se trataba de estar alerta para conseguir plaza. Y he conseguido un pleno impresionante: tres de tres. Ahora lo único que espero es lograr otro pleno finalizando las tres. Para eso, necesitaré convertirme en una especie de Anakin Skywalker, a ver si con los ánimos de los míos y un poco de entrenamiento consigo el efecto "Darveider", es decir, que la fuerza me acompañe.

Ya sólo queda una cosa. Seguramente la estáis esperando con avidez. Lo entiendo. Y en breve la subiré: una foto de las ruedas. Siento decepcionaros. Lo mismo estábais pensando en una foto, si, pero de mis piernas depiladas. Y no, creo que el reto es terminar todo lo dicho con la compañía capilar de siempre, demostrando que el hombre y el oso, cuando más peludo, más hermoso.

Nota disculpatoria : por cierto, lamento la enconada manía de dirigirme en plural a mis lectores, cuando sé de buena tinta que sólo tengo un fiel Sancho Panza virtual.