miércoles, 28 de diciembre de 2011

PERO MIRA COMO BEBEN

Para que se note que estamos en Navidad os voy a resumir las últimas semanas en la vida de este triatleta de espíritu:

Pero como mira como beben,
los triat-letas globeros,
pero mira como beben,
hasta el agua de los floreros

Beben y beben,
y vuelven a beber,
y los entrenamientos
que siguen sin hacer

Pues eso, que llevo otras 2 semanitas lo mismito que los pescadores gaditanos por el cierre de los caladeros marroquís. Pero no penséis que no he sudado, ¿o es que no os habéis pegado nunca una sudada poniéndoos como cochinos con un pantagruélico festín alimenticio a base de gorduras animales y etanoles varios?

No obstante, como hecho más relevante, y que ha exigido poner toda la carne en el asador de mi osadía, me he vuelto a inscribir para Elche, a pesar de ser este el año en que menos palos le estoy dando al agua (que ya es decir).... y también ¡tachán-tachán!... ¡¡ME HE INSCRITO PARA LA SANSILVESTRE!! (y no es una inocentada, aunque hoy sea 28)

Una vez superada la prueba de la cena de Nochebuena y la comida de Navidad, con su sesión golfa de bombaises posterior, el último objetivo de este 2011 es correr la Sansil en menos de 1 hora... ¡y por las barbas de papá Pitufo que lo voy a conseguir!... bueno, por eso y porque sólo son 7 kilómetros, jaja.

FELIZ AÑO NUEVO. A ver si el próximo año recuperamos la prosperidad que nos hemos ido dejando por el sinuoso camino del 2011.

domingo, 11 de diciembre de 2011

De Australia a la Antártida güertana pasando por Abanilla

Pues si que estoy viajero -diréis leyendo estos títulos tan andarines-, pero os aseguro yo que no es para tanto.

Lo que sucede es que por continuar el relato de mi última entrada, habiéndonos quedado por tierras australianas, pues ahora con la llegada de los fríos, es como si estuviéramos en las Antártidas, y en lugar de salir con el gran Stani en la bici, hubiera quedado con el mismo Amudsen. Forrados para la ocasión si que íbamos, y es que el "spiuk" modelo Siberia que tenemos para los fríos, si se lo pone un pingüino yo creo que también pasaba calor...

No sé si seremos exagerados, que seguro que sí, porque no creo yo que un ciclista austríaco cuando salga a entrenarse en invierno se eche encima de todo el equipo la manta de cuadros, y aquí seguro que hace menos frío, pero no quiero convertirme en un comentarista de la meteorología, así que vamos al tema...

Había pensado inicialmente otro título para esta entrada: Stani, un servidor y sus agujetas, dado que la mañana del sábado, con los poco más de 5-6 grados que había a la sombra, fuimos los únicos que salimos. Al parecer al bueno de Juanico le daba miedo tener que ejercer de canguro en esta salida y no apareció, y Campillo-man (a la postre "pilla-tractores" -más adelante contaré por qué-) parece que había tenido que ir a cobrarles a los del Sabadell el euro por el que se han quedado la CAM, y también pasaba del rollo de tener que llevar a remolque a este valiente globero.

Ya sé que "amenacé" con no volver a salir con la cuadrilla, pero como Stani tenía al día siguiente su primera media de la temporada (Torre Pacheco), me prometió por los pelos de sus orejas que sólo serían sesenta kilómetros y además, suaves. Y a fé que lo cumplió: un ir Abanilla, vuelta y vuelta, y a poner las piernas en alto.

Total, que de por sí sesenta kilómetros ni siquiera tendrían que dar para tanta letra, pero sucede que con lo rara que había sido la semana anterior, con tanta fiesta y tanto puente, a mi se me fue la cabeza... ¡¡¡¡y hasta salir a correr un día casi una hora!!!... En concreto el jueves, día de la Inmaculada. Era casi una descripción de mi musculatura: inmaculada la tenía de no correr desde no sé cuánto tiempo atrás (creo que desde Puente Tocinos, allá por los comienzos de octubre -dos meses ha- no me calzaba yo las zapas), y se me ocurre tirarme 50 minutos a la chepa.

¿Consecuencias? Las previsibles: unas agujetas del siete y medio lo que es desde las orejas hacia abajo... Pero uno, como además de un inconsciente es un tío duro, dispuesto que estaba otra vez para la acción, así que ahí estaba el sábado, aprovechando que acción iba a haber poca, embutiéndose en esa piel de pingüino volador, para subirse a Abanilla y tirarse para abajo, detrás de los tractores.

Esto del tractor realmente fue lo más apasionante que sucedió... Bueno, eso y que Stani y yo tuvimos que esperar a Campilloman... ¡si, si! Literal y real como la vida misma: un globero como yo esperando a todo un super... Esto... si claro que tiene truco la cosa, pero ya sabéis que en política vale todo: sucedió que Campillo man se levantó con la tranquilidad y el sosiego que dan una noche de cena y copas (¡ay, los limonchelos que me lo traen loquito!) y haciendo uso de los medios de comunicación modernos nos llamó para ver por donde pedaleábamos. Apareció al cabo de diez minutos con su hermano, que venía como últimamente, pensando en sus bailes y en sus padeles (que ya no es el mismo con tanta mariconá, que ya ni ataca ni ná de ná), y con un montón de pegatinas que debió de quitarles a los otros transeúntes del pedal a los que fue superando despiadadamente.

Lo vimos como con otra cara. Últimamente estaba como el que no puede hacer de vientre pensando en los "Botines", pero desde que el botín (la CAM) se lo han llevado los del Sabadell -que aprovecho yo para decir que si nos llegan a decir que la iban a vender por 1 euro yo hubiera dado hasta dos, cachis tal!- como que ya hubiera podido desalojar a los incómodos rehenes intestinales... Y tal vez por eso, o porque le jode que le adelante un tractor, a la vuelta, cuando aquel Yondir nos rebasó justo antes de emprender la gustosa bajada que pasa por debajo de la autovía y te pone a las puertas de Santomera, decidió darle trabajo al doce y ponerse a mil para darle caza. Uno intentó seguirle inicialmente, pero hasta el prudente Jose, al que se le sale el merengue por la boca de tanto hablarme del bailecito de marras (que no es que se hubiera llevado una tarta en lugar de una barrita), me preguntó que a donde iba:
- a darle un recado al del tractor -le respondí yo, viendo que no podía seguir su rueda ni en la bajada-, lo mismo es para devolverle la gorra que se le ha caído al pasar tan a la carrera

Vamos, que no tiene más misterio... en mi pueblo es que somos así de simples poniendo motes: al que coge un botijo y lo rompe lo llamamos "rompebotijos", y al que fornica con él lo llamamos "fornicabotijos". Por eso Campilloman, de ídolo pasó en un tris-tras a ser un "pillatractores" cualquiera :-)

En fin, que la cosa no dio para más. Sesenta kilómetros son hasta un ratico para un globero como yo. A partir de ahí ya es entrar en zona pantanosa, pero el caso es que llegue a casa como con ganas de más. En cambio, Stani se quedó en su cueva como con ganas de poner las patas en alto, para preparar la media del día siguiente... ¡y hay que ver lo que sabe el payico! ¡Como se nota la veteranía!... pero esta vez para bueno, porque esperaba rondar la hora treinta, y miralo al final el tío qué fresoo entra en meta dentro de 1h27. Pongo una foto en homenaje y porque salvo que le dé al retoque fotosopiano no me veo yo entrando en meta en una media con ese peazo tiempo:




PD: eso si, Stan, una cosa te digo... y si no mira la cara que llevas al entrar, como que hubieras salido a por una barra de pan sin sal... ¡ay, ay, ay! Que se me está volviendo bueno del tó y ya no disfruta entrando en meta... jaja