domingo, 17 de junio de 2012

Triatlón de Cehegín o lo volátil que puede llegar a ser el recuerdo

El triatlón de Cehegín, a cuyo nacimiento asistí hace 4 ediciones (y mira que fue un parto doloroso y que se retraso hasta convertirse en triatlón cuasi nocturno), me recuerda que, paradójicamente, cada vez me funciona peor eso de los recuerdos. No sé si será cosa de la edad, del estrés, o sencillamente que soy un optimista empedernido y que me creo capaz de todo con el mínimo entrenamiento.

El caso es que me dio por apuntarme a la IV edición de este jóven y ya mítico triatlón, a pesar de los pesares, que son varios; a saber:
1) que esta temporada, si en mí ya es habitual el entrenar poco, he entrenado menos que nunca
2) que ya hace un calor afloja-meninges (tal vez precisamente por esto, por el ablandamiento de mis meninges, me dio por apuntarme)
3) que el año pasado sufrí lo que no está escrito para terminar

En resumen: que no escarmiento, y que ayer, dando pedales camino de Valentín me sentí como un susodicho (un valentín) contra el viento, el calor y la poca forma física que ostento (poca y oronda, por cierto), sufriendo en cada uno de los trescientos catorce repechos que me pareció contar, ¡que hice más cambios de plato y piñón que los del valor de la prima de riesgo, que está cambiando cada día siete veces!

Viendo mi tiempo y mi puesto final en meta cualquiera podría asegurar, sin equivocarse, que a donde voy yo con esos tiempos. Y yo respondería todo ufano: "a bañarme en el pantano de Alfonso XIII, ¿qué pasa?"... y como resulta que las chicas salieron un cuarto de hora antes que nosotros, podría apostillar que también me acerqué para ver salir del agua y aplaudir a la que, a la postre, resultaría brillante y ganadora de la prueba femenina: la sin par Mabel Gallardo, porque hasta a eso nos dio tiempo en la larga espera.

Pero yendo un poquito más allá, que es a lo que voy, he de concluir que a pesar de las 2h15 -Campilleitor me sacó 35 minutos-, y de lo poco que he entrenado (esta era la 3ª vez que nadaba desde el pasado verano -no es coña-, y a pie creo que habré salido un par de veces a lo sumo desde el tri de fuente alamo), resulta que estoy entusiasmado, y que estoy pensando seriamente escribir una tesis o algo así, que lo mismo ilustra al que quiera mejorar sus marcas con un método innovador, como lo de aprender inglés sin esfuerzo pero aplicado al triatlón. Veréis, la cosa es muy sencilla:

-Triatleta, ¿estás harto de pegarte unas hinchadas de series en la piscina, en la pista o subiendo cuestas para luego bajarlas y subirlas en bucles interminables?....
- Pues olvída esos puñeteros planes de entrenamiento que ponen en serio riesgo tu integridad física y familiar, y dedícate a la vida contemplativa. No nades en la piscina más, ¡nada en cerveza!... que las únicas cuestas que tengas que subir sean las que hagas subiendo las escaleras para ir a vaciar el depósito de la vejiga al urinario del bar que esta en la planta alta...

- Porque resulta que servidor, como un campeón, no sólo ha mejorado su tiempo global del año pasado en esta prueba, sino que la mejora ha sido en los 3 segmentos, siendo lo más misterioso lo de la natación, porque ha sido donde la mejora ha sido más importante.

No sé si alguien más estará sorprendido de la hazaña. No la busquéis en el marca porque no creo que salga,


¡aquí está el tío estrenando trimono! ¡menudas pintas de triatleta de los buenos!, con su apellido bien grande  -que según me ha dicho Campilleitor así cumplo con la normativa para ir a un campeonato de España, aunque no sé yo si mis piernas me darán algún día para tanto, jaja-, y un gozo que no cabría ni en el pozo en el que tenemos metida nuestra economía patria.

En fin, que si alguien tiene dudas (Stani, no digo nombres para que no se ofenda nadie), pues que me llame y le doy unas charlas sobre el "método Xarli", sobre cómo entrar sonriendo en meta, y con los brazos a lo campeón, que no creo que ni el Cid cuando venció su última batalla a los infieles, más muerto que vivo (que así iba yo cuando llegué) llevara mejor cara.