sábado, 11 de octubre de 2008

LA ESPONJA

Se suele decir que los niños son como esponjas por su capacidad para absorber estímulos de todo tipo y aprender con desenfreno. Y eso le pasa practicamente a todos, excepción hecha de aquellos que, ¡angelicos!, tengan algún problema de desarrollo intelectual.

Luego, que todo esa cantidad de datos, sensaciones e ilusiones que reciben sean capaces de asimilarlas y archivarlas ordenadamente en el subterfugio de sus mentecillas algodonadas, ya depende de otros factores externos, como la educación que hayan recibido, la escala de valores que hayan visto a su alrededor y la leche (buena o mala) que hayan mamado. Por desgracia siempre habrá un porcentaje considerable de ellos que se convertirán en mamelucos descerebrados o perfectos descendientes de la gran ramera.

También habrá otro grupo de ellos que no evolucionarán apenas, siendo el único cambio que observarán en sus vidas el de tipo de esponja, pues pasarán de ser esas esponjas infantiles a esponjas adultas. ¿Y qué caracteriza a una esponja adulta? ... Pues la capacidad para absorber ingentes cantidades de líquidos con alta graduación etílica. Permitidme que no haga la bromita macabra sobre la terrible enfermedad que ha creado la más febril y enfermiza ansia económica de algunos ganaderos (más propio sería llamarles "gana-dineros"), que han terminado por volver locas a las pobres vacas, regalándonos, de paso, lo de la encefalopatía espongiforme y tener que prescindir del hueso en el chuletón.

En fin, que no digo yo que no tenga mérito haber entrenado al hígado para que sea capaz de filtrar una arroba de vino y media docena de cubatas de garrafón del tirón, pero es que, puestos a elegir, prefiero dedicarme a rescatar del olvido esa facilidad para el aprendizaje de la infante o púber esponja.

Lo tengo decidido. Este año, además de entrenar un poco más, quiero poner los cinco sentidos en aprender. Porque para algunas cosas sigo siendo un poco cabeza loca (¡cuanta razón tienes amigo Paco!), como les demostré sobradamente encima de la bici a mis compañeros de fatigas pedalísticas en nuestra anterior salida sabatina, en donde además de subir de escalafón en la globería obtuve galones de ornitólogo mayor (ya sabéis, por aquello de la pájara que cogí).

Por lo tanto, con la mano en el corazón, en lo sucesivo prometo poner más atención a vuestras enseñanzas, por lo bonito que es reconocer que uno no lo sabe todo (más bien no sabemos un pijo), por lo que se puede disfrutar aprendiendo y porque, en definitiva, sabe más el zorro por viejo que por zorro.

ADENDUM: Que nadie se ofenda por la última burbuja de sabiduría popular añadida. Ser viejo no es una enfermedad sino un estado del alma.

5 comentarios:

stani dijo...

Mucha esponja y todo eso pero ya te has fumado un finde de bici y un ET. joder y eso que todavía no estamos en el frío. olé.

XARLI dijo...

Stani, ¿tú que prefieres? ¿al Xarli de siempre, ese que no entrena y os pone la cabeza loca de tanto escribir? ¿o a ese Xarli desconocido, amante de la ornitología y que se pone rojo a entrenar?
¡Si es que todo no se puede tener!

Jetlag-Man dijo...

Y si no se es zorro, pero sí viejo,... ¿pasa algo?
No te enrolles con lo de no escribir, que se puede ser perfectamente ciclista y Contador.

stani dijo...

Lo que tienes que hacer es contarle al bueno de Ramón tu nuevo cargo, olé.

Joder, entre garban y vos voy a estar muy bien posicionado en el triatlón, olé.

XARLI dijo...

Dalo por hecho amigo Stani. Te voy a hacer un hombrecico (¡lo de ser IM te va a parecer una tontería comparao con lo que te espera!)
Y tú Ramón, lo de ser ciclista y Contador, o es una ironía de esas finas o no he entendío ná, ja,ja. Seguramente tendré que quedarme con ser Narrador en lugar de Contador, porque para ciclista me queda aún alguna cresta del gallo, ja,ja.