lunes, 5 de julio de 2010

ACORRALADO

No tengo los biceps de Stalone, y en el "cuerpo a cuerpo" (face to face, que dirían los anglos) creo que dispongo de un poder de diálogo considerablemente más consistente que el referido musculitos (algo que no es demasiado difícil teniendo en cuenta que de parlanchín aún no le han dado un papel al amigo Silvestre), pero la verdad es que me siento un poco ACORRALADO últimamente, con tanto aironman a mi alrededor, de gentes con las que he tenido el honor de compartir tantos buenos raticos -de los menos buenos me olvido, ¡que se note que soy selectivo, que para eso aprobé en su día la selectividad!-: Stanis, Juan, Campillico, Mitxel, José Pascual, y en breve Jesús, y Pepe porque no le dan las horas del día preparando sus guisos, que si no también lo teníamos ya).

- ¡Coronel Truman! ¡Coronel Truman! ¡que vienen los charlis! ¡no siento las piernas!

Y digo yo que es bastante normal no sentir las piernas, sobre todo después de marcarse un IM. Me cuentan los que lo han vivido que los días siguientes al gran día le darían un beso en los morracos al invento del pasamanos y las barandillas, gracias a los cuales pueden subir y bajar escaleras reduciendo el riesgo de desmorrarse para regocijo de las clínicas odontológicas. Yo, que soy más blando que un paquete de mantequilla en los Monegros, he notado esa sensación (la de no sentir las piernas) con bastante menos, por lo que no creo que en esta vida salga en post del "sueño férrico", por mucho que me insistan en que yo podría acabarlo, aunque fuera en 15-16 horas.

Precisamente en lo referido a esto de los tiempos, los hay que opinan que eres de hierro acabando un IM, y otros, más exigentes, que los únicos finishers son los pro, los que rondan las 8 horas, un poco como para no desmitificar la gesta. Pero digo yo que todos no podemos aspirar a ser Nadales del triatlón. La forma que yo encuentro de colaborar en esto de no quitarle "glamur" a cruzar la línea de meta de un IM es decidiendo que no es para mí, que en el hormiguero global en que vivimos, cada uno tiene su cometido, y el mío, por más que me gustara poder presumir de chapa es otro.

Eso no significa, empero, que servidor no vaya a seguir con sus globerías, pero sólo a "media jornada". Vamos, de medio IM "tólomás", en plan superviviente de Elche. Aunque no descarto aderezarlo algún día (no muy lejano) con un asalto a la Maratón, a poder ser sin tirar mucho más de cuatro horas.

Por tanto, amigos tris, ¡seguid acorralándome de metal!... ¡me encanta ilustrarme con las experiencias aironmaníacas de mis amigos! Yo escucharé atento vuestras historias, hasta que el alcohol de la cervecica que ha de acompañar irremediablemente tales narraciones, secuestre mis sentidos y me lleve a ese mundo onírico donde todo es posible... Alicia estará allí, con el león, aunque yo seré un poco como su amigo el de hojalata, propenso a oxidarse con tan ralo entrenamiento como el que suelo practicar.

2 comentarios:

BlueFury dijo...

No era Alicia, sino la bella Dorothy, la que se dejaba acompañar por tales criaturas en OZ, estimado Charlie. Cierto es que Oz queda lejano y el camino es duro y empedrado, pero ya sabes, "caminante no hay camino, se hace camino al andar".
Podría resultar este comentario en una enumeración de palabrotas, así que resumo: déjate de rollos y empieza a entrenar lo buenamente que puedas, que si te haces un medio "pelando la pava", el IM no está tan lejos.
Yo atacaré el medio la temporada siguiente Dios Mediante. Y el full equip... me gustaría al siguiente.
Anímate que aquí tienes un compañero de viaje, ya sea para ver a Dorothy ó a Alicia, ambos son mundos de fantasía, pero quizá no tan lejanos...

XARLI dijo...

Tienes razón Luigi, en lo de la confusión de personajes -gracias por la aclaración-, quiero decir. Creo que voy a tener que entrenar esta faceta de las historias para niños más que el IM, jaja. Yo me quedé en Espinete y don Pimpón.

Para el año que viene entonces ¿te esperamos en Elche? ¡¡genial!!

Para el IM no hace falta insisto en que me esperes, que llevo muy malas cartas y, como si se tratara de una partida de póker: ¡no voy!