lunes, 16 de agosto de 2010

Agua fresca de Rosas

Aunque soy consciente del riesgo que entraña titular, a estas alturas, una entrada de mi blog con el nombre de una fragancia, tranquilidad y buenos alimentos, que no estoy en proceso de "gutización", ni se me ha ido la pinza para Turquía como al de la rubia y pija melena, ni me he vuelto de repente un Adolfo Dominguez cualquiera.

La cosa tiene que ver con la cosa triatlética (o con esa especie de modalidad deportiva que yo practico de vez en cuando), y es que, para ser agosto, estoy que me salgo.

Hace unos días, después de llevar varias semanas tirado en la playa, a base de cervezas y tapas varias, eso de que estaba que me salía era una descripción fidedigna de cómo estaba mi barriga. Pero a día de hoy, después de haber denostado de mi dieta la cerveza y sustituirla por el agua corriente, y de haberme autoinfligido varias penitencias en forma de tiradas a pie largas y cansinas como sesiones parlamentarias, para lo penoso de mi estado, resulta que casi me encuentro en plena forma, algo no demasiado complicado si tenemos en cuenta que mi pico de forma se asemeja, en el mejor de los casos, al de un gorrioncillo recién salido del cascarón, nada que ver con los de mis amigos y colegas aironmanes, a los cuales se ha unido recientemente Jesusico, el niño camaleón, que se ha "im-bautizado" en Ratisbona, allá por las Alemanias del pulpo nada menos: ¡felicidades amigo!

Volviendo a lo de mi estado de forma y a lo del agua de Rosas, me dejaré ya de circunloquios, a los que ya sabéis que soy adicto, para daros cumplida cuenta de mi últino fin de semana acuático en la bahía de Rosas (Gerona) -por más que los catalanoparlantes se dediquen a cambiar las vocales de sitio y denominen Roses al bello pueblo ampurdanés y Girona a la última provincia del litoral mediterráneo español antes de adentrarse en suelos galos-.

Dos travesías a nado en dos días consecutivos podrían parecer mucho, pero es que, sumando ambas, la distancia recorrida fue de unos 2 kms. únicamente.

El sábado 14 de agosto participé, como ya hiciera el pasado año, en la Travesía Local, cuya distancia habían incrementado este año hasta los 700 metros. Salí del agua tan encantado que, hoy por hoy, me estoy pensando seriamente empadronarme aquí para lograr el éxito natatorio. Y es que, este menda, un tipo de secano, un nadador de una sola velocidad incapaz de nadar el kilómetro por debajo de los veinte minutos, así le muerda un tiburón en el culo, si optara por la nacionalidad catalana (no sé si el tener un sobrino catalán me daría derecho a disponer de la doble nacionalidad, tendré que consultarlo con el buen señor Mazón, abogado tocahuevos de profesión) empadronándose en Rosas, resulta que tanto el pasado año como éste ¡¡¡habría conseguido ganar trofeo en mi categoría!!! ¡manda cojones de palmípedo!

El año pasado fui 2º en la categoría M35-39 y este año he quedado 3º en M40. Pero al ser una travesía local, además de no dar ni un triste botellín de aua al terminar, me han dejado sin trofeo. En la general, el 38º de 88 participantes, incluyendo niños (no valen las risas, porque la mayor parte de los infantes llegaron por delante).

Ayer domingo 15, día de la Fiesta Mayor, se celebraba la LXXIV edición de la Travesía al Puerto de Rosas, prueba open, con un recorrido de 1350 metros. A pesar de no haber premios económnicos, aparecieron nadadores de clubes de natación de la provincia como si fueran caracoles y acabara de llover.

Casi 200 participantes, y viendo la clasificación, hasta mi puesto (rondando el 150, con un tiempo de 29'36') había pocos que no pertenecieran a tal o cual club. Vamos, "pofesionales" del agua.

En general la experiencia ha sido positiva. Lo de tirarse el último al mar desde el espigón del puerto ha tenido el efecto reconfortante de ir siempre adelantando gente, aunque también me topé con la sorpresa de lo fresquita que estaba. Además, las leches esta vez las he dado yo, ahí, en plan veterano, marcando dominios marinos. Lo único, si acaso, es que no consigo afinar el sextante marino para conseguir ir en linea recta. Creo que ya sé qué hago con las "eses" que, como buen murciano me como cada vez que hablo... ¡las hago en el agua cuando nado!

Lo dicho, el honor a salvo, sobre todo porque conseguí salir por delante del participante que tenía una sola pierna. No sé si sería a él al que le dí las leches.

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