jueves, 14 de abril de 2011

ARENALES 113: CRÓNICA DEL HOMBRE TOMATE (2ª parte)

Como decía mi gran maestre triatlético en su comentario esclarecedor de la primera parte, llevo ya ni sé cuanta letra derramada y aún no ha empezado lo bueno, porque todavía sigo encima de la bici, pasando por el segundo avituallamiento, ese mismo donde en la pasada edición me paré a llamar a mi media mandarina... Este año no he incluído el móvil como equipaje de viaje, así que intento concentrarme en lo de darle al pedal intentando no hacerle excesivo caso a mi riñonada, que no deja de quejarse... No aguanto tirando de acoples más de un kilómetro, así que alterno lo de ir acoplado con ir en plan verano azul sin perder de vista el cuenta kilómetros. Me sorprendo festejando el paso de cada mil metros como si fuera la conquista del espacio.

También celebro con gusto que el pasado año a estas alturas iba al borde del colapso. Este año he sido más precavido y aún tengo virgen la reserva de fuerzas... ¡y sigo de festejos tomándome una barrita de chocolate y brindando con unos chupitos de Vitargo!

Tranqui, amigo Stani, que ya estoy viendo las dunas y no voy a narrar el paso de cada kilómetro hasta llegar a los Arenales. Empiezo a preparar el culo y los riñones para ver si aguanto del tirón la última subida, y mi vista para que no se asuste ni avergüence de la poca velocidad a la que voy subiendo. Intento no mirar, pero me puede la curiosidad, ¡otro año que me quedo sin el premio de la montaña!... ¡pero también otro año que termino la bici! Hoy estoy que lo celebro todo... ¡y eso que todavía no ha empezado el festival folklórico de las escaleras y las dunas! ¡mare de Deu!

Para quien no conozca la sensación, llegar a boxes a dejar la bici y casi no encontrar huecos es bastante deprimente, pero como que ya estoy acostumbrado, así que me calzo mis saltarinas y a rematar la faena. Me hago acompañar de mi bufanda de motivación tricolor, pero no será para el frío, porque a pie el calorcito se intensifica y hete aquí donde empieza a tomar cuerpo el título que le he dado a este par de entradas: la crónica del hombre tomate, porque me temo que después de las más de 2 horas que me quedan, voy a terminar con el mismo color que una de esas hortalizas, que curiosamente pertenecen al género de las "solanáceas". Parece coña, pero no, ¡no lo es! Solanácea, ¡que cachondo!

Lo que ya no me produce tanta risa es la primera subida de los 75 escalones. Como hay gente para todo me adelanta gente que las sube corriendo; imagino que pertenecen al subgénero de los "afortunati que me sacan 1 vuelta". Este trozo andando (¿o sería escalando?), lo tenía más que previsto. Lo que ya no está en el guión es cuando me asaltarán la segunda, la tercera, y las sucesivas necesidades de parar.

No me salto ningún avituallamiento. Tampoco la parada obligada para los vertidos renales. Me anima cruzarme con los míos. Me entretengo calculando cuánto me llevarán, pero sin duda lo que más me entretiene es el continuo sobrecalentamiento de mis cuádriceps. Tengo la sensación de que son como un motor de los antiguos, de esos que pierden agua y hay que estar refrigerando cada poco... Por eso me hago acompañar de un botellín de agua durante toda la carrera.

¿Qué más os puedo contar que no os haya contado ya? ¡Ah, si! La globería esta vez consistió en parar junto a mi coche (que había dejado en la parte alta del circuito a pie), abrirlo y sacar de dentro el móvil para llamar a casa y decirle a la parienta que fuera comiendo, que a mí todavía me quedaban 9 kilómetros y un plato de arroz, jaja. Total, un par de minutos perdidos.

Por lo demás, las sensaciones se parecen tanto a las del pasado año que ya me imagino el tiempo que me resta. Para acercarme de verdad a las seis horas (que era mi gran reto aunque no hubiera supuesto tampoco batir ningún record del mundo), tendré que entrenar más... ¡y sinceramente no sé si me da más pereza entrenar o sufrir lo que no está en los escritos para terminar una media maratón por los arenales en casi 2 horas y media!

Como novedad este año me quedé sin probar en carrera los pastelitos. Eso sí, me puse ciego a geles, porque en la segunda vuelta notaba un vacío en el estómago que ni el cerebro de un ministro! Y con esa experiencia os digo que si alguna vez tenéis hambre, no intentéis lo mismo: optar mejor por un bocadillo de chistorra, que llena más y tiene mejor sabor, o por un arrocico, como el de las paellas gigantes de la línea de meta, que esta vez si me supo a gloria, aunque tuviera que tomármela a solanas porque mis compis no habían tenido la santa paciencia de esperarme una hora, jaja. Yo pensaba que ya estaban acostumbrados a esperarme en cada salida en que los acompaño los sábados, pero parece que después de más de cinco horas de carrera las ganas de llegar a casa y ponerse debajo del chorro de agua fría (para quitarse las arenas y de paso intentar no convertirse en un churrasco andante) pudieron más que nada.

Prometo que este año intenté correr al pasar por la trampa de arena, pero no pude. Soy de la misma opinión de Stani y no veo sentido alguno a eso de llenarte las zapas de arena, pero es lo que tienen la heróica y la mítica. En cambio lo que si pude fue hacer una recta final con un vigor y unas fuerzas extraídas de algún recóndito rincón del alma (lo mismo fue para que no me adelantara físicamente el bueno de Jesús, que venía pisándome los talones, jaja, aunque estaba claro que en la clasificación final me había vuelto a dar sopas con onda, de lo cual me alegro ya que entrena más que servidor). Y casi más sorprendente aún, también pude renunciar a la merecida siesta para dedicarle el resto de la tarde a mi pequeña, que reclamaba al loco de su padre, al que había echado de menos todo el día. Eso sí, por la noche caí a plomo, y el resto de días de esta semana también.

A día de hoy sigo esperando al hombre del mazo, el mismo que durante la semana anterior a la prueba me mantuvo en vilo (sin ir más lejos el lunes previo había estado con fiebre por la tarde, y luego toda la semana con unos mocos que ni los elefantes del Sherengueti). De momento de quien no espero llamada es del seleccionador nacional, aunque si algún día hacen una selección de globeros animados, lo mismo si tengo alguna opción, jaja.

En fin, que enhorabuena a todos los que habéis conseguido vuestros retos, y a los que por fin habéis conseguido evitar el trastorno final. Yo he conseguido el mío, aunque un poco escuchimizado, pero se trataba de terminar y no morir en el intento. Me felicito por ello y me siento a gusto. El día que entrene y llegue antes que algún IM esto será como un orgasmo infinito, jaja (-ten cuidado, Juan, que esto va por tí-)

5 comentarios:

stani dijo...

Acho! que tengo un poco de prisa, que he leído los primeros 45´a 4´30´´ a ver si mañana me da tiempo de leer el resto, pero no te preocupes que lo haré. No sé si aguantaré la incertidumbre de saber si has llegado ya o no.jaja

XARLI dijo...

Venga, que tú puedes. Eso sí, hidrátate, jaja

Jesús dijo...

Que grande!! Esto si que es la crónica de una carrera bien contada.

No me puedo creer que abrieras tu coche y llamaras... eso solo se nos puede ocurrir a un par de individuos,.. , ja, ja.
Enhorabuena por ser finisher de todo un 1/2 aironman, además de los duros, y disfrutando, y con ganas de bromear, que me creí que ibas delante mío, ... iba mueto mueto.

Espero que el año que viene, nuestra "dinámica cerebral", nos lleve a encontrarnos de nuevo.

XARLI dijo...

Jesús, grandes soís Stani y tú, que habéis sido los únicos que habéis aguantado Elche y mi crónica, jaja.
En cuanto a lo de la llamada, el año pasado la hice en la bici... total, ¿qué más da por un par de minutejos más? ¡será por tiempo! Y sobre lo de ir por delante de tí, ¿cómo te iba a ganar? ¡uno ha hecho la mili y respeta el escalafón, que para eso sois IM de verdad...!
Lo que me tienes que contar es eso de la "dinámica cerebral", y también cómo lo haces para atraer tanta peña a tu blog. Y eso que mi "voz" debería ser famosa en el mundo del triatlón hispano... ¿o tú tampoco viste en Teledeporte los resúmenes de 2 duatlones que se hicieron hace poco en Aguilas? Porque aquí el menda, con sus fallos de principiante, fue el locutor. ¡Otra bonita experiencia!

Jesús dijo...

Je, tampoco lo vi, tampoco. Lo acabo de localizar, y hombre diciéndomelo pues si, pero si no como iba a saber yo que era Xarli el locutor ;)

Muy profesional si señor, que hay veces que no se entera uno en los resúmenes de nada.