Lo de las ampollas en los pies no es nada del otro jueves si te pones a correr una media maratón con unas plantillas recién estrenadas. Lo sé. Más bien es algo normal tirando a globería recia hecha en madera de pino. También lo sé. Pero creedme si os cuento que a mí me persigue una maldición... o para ser más propios, una "media" maldición, pues los expedientes equis me acaecen mayormemnte cuando trato de intentar bajar mi mejor marca del centenar de minutos.
¿Alguien sabe quitar el mal de ojo? ¡estoy por ponerme un lacito rojo en cada oreja! O eso o decidirme a correr siempre con el gorrito de papito Noel que llevé en la Sansil -como ilustré en mi anterior entrada-. Entonces no tuve experiencias extrasensoriales ni altercado muscular, esquelético o pellejil alguno.
En la XX edición de la popular Media de Santa Pola, esta vez, y tras haber completado una primera "media media" bastante aceptable (me atrevería a decir que hasta demasiado aceptable tirando a un pelín osada por mi parte, ¿acaso creía que mis piernas eran las de ese grupo de galgos africanos que encabezaba la prueba?), comenzaron mis cuitas. De ahí que el castañazo hasta alcanzar la meta santapolera fuera completo, incluyendo una operación de "lifting" en la planta del pie izquierdo (por aquello de que se me estiró la piel) y un amago de desvanecimiento -estimo que causado por una mala hidratación en los avituallamientos y por el incontrolado ritmo inicial- al que, por suerte, pude poner freno antes a tiempo.
Por contra, a lo que no pude poner freno fue al crono hasta siete minutos después de lo deseado (1h47)... Esta vez, si os he de ser sincero, no entré en meta satisfecho, y ni tan siquiera hice mi habitual derroche esprintando en los últimos metros. Por unos instantes me invadió un sentimiento desconcoido de decepción. Es lo que tiene haberse ido haciendo ilusiones a lo largo de la carrera. Y es que, por más que de ilusiones también se vive, atendiendo a las leyes de la gravedad: cuando más alto se sube, más dura es la caída.
Mucho peor le fue al Director del Centro Penitenciario de Sangonera, que terminó espichándola. RIP. Con cosas así, desgracidamente es muy fácil consolarse. Yo tendré más oportunidades, y podré seguir entrenando para intentarlo, pero a este buen hombre se le acabó la carrera de la vida. ¡Sentíos, pues, afortunados, de poder seguir gozando del juguetón roce de la brisa en la cara, y de las ostias varias que te puede llegar a dar la vida!
Y hablando de fortunas... ya va siendo hora de presentar en sociedad el proyecto de triatlón solidario de nuestro refundado club. ¿Os habéis fijado bien en la camiseta que estrenamos en la Media de Santa Pola?
Que nadie se lleve a engaño porque, con la crisis, ha sido especialmente difícil encontrar patrocinadores. Aparecen casi más pegatinas que dinero hemos podido recaudar para la causa. Mas si hay algo de lo que estamos orgullosos es del proyecto solidario que acabamos de estrenar, y con el que pretendemos ayudar modestamente a desestacionalizar el concepto que se tiene de que por Navidad hay que colaborar con los más desfavorecidos, en plan telemaratón. ¿Y qué pasa con el resto del año? ¿es que la gente sin recursos deja de comer y se pone voluntariamente a hacer dieta como todos los que nos hemos pasado con las comilonas navideñas?...
Pues eso, que esta temporada, vamos a llevar en todas nuestras equipaciones (tanto de entrenamiento como de competición) junto a nuestro recién diseñado logo, el de Cáritas.
EL TRIATLÓN ES UN DEPORTE DURO. PERO ES MUCHO MÁS DURA LA VIDA PARA MILLONES DE PERSONAS. ENTRE TODOS PODEMOS COLABORAR PARA QUE SEA MÁS LLEVADERA Y DIGNA. ¿TE APUNTAS? EL DEPORTE DE LA SOLIDARIDAD LO PODEMOS Y DEBEMOS PRACTICAR TODOS.