domingo, 13 de enero de 2008

El día que conocí a Safire

Cuando Safire, con su despampanante traje azul y su cuerpo de escándalo, se ha presentado, apenas ha tardado en convertirse en el único centro de atención. Aunque no tiene las curvas embriagadoras de otras, su tacto y su aroma son casi tan irresistibles como su misma presencia.

No ha venido sola. Se hace acompañar por su amigo, el de las eses. Pero él no está a la altura. Ella es única, exquisita, especial, extraordinaria... ¿ya he dicho que nos cautiva a todos con sus ojos del color del cristal azul, el mismo que cuentan las leyendas de tantos y tan inmesos oceános?

Apenas opone resistencia. Desde el mismo momento que se ha plantado encima de la mesa es consciente de que acabará dándonoslo todo, y de que seremos nosotros, los cinco magníficos que hemos cumplido fieles a nuestra cita, los que terminaremos despojándola de toda esencia hasta dejarla completamente desnuda. Nos va a hacer gozar como ninguna otra, con su baile de mano en mano, de regazo en regazo, pues ninguno de nosotros ha perdido en su turno la ocasión de manosearla. A ella no parece importarle. Conforme pasa la tarde ha ido perdiendo esa tibieza natural (aunque si se lo hubiera contado a mi abuela, la buena mujer la hubiera tildado más bien de fresca). Yo hasta creo haberla visto sonreir. Una media sonrisa áspera, como de limón.

Safire no es de aquí. Es una de esas tunantas llegadas de allende nuestras fronteras en busca de una mejor vida, o de bocas que complacer. Su sino es buscarle la ruina a más de uno, haciéndolos enloquecer. No hay color con las de aquí. Bueno si, uno, ¡el azul!

Cuentan que tiene una hermana de tez blanca. Pero no te hace despedir ese brillo cuando te arrimas a ella. La diosa entre las diosas viste de azul.

Cuando me la presentaron por primera vez su compañero era rubio, vikingo, de las tierras del norte. Mucho más refinado aunque no silbara para pronunciar su nombre... ¿una historia de amor apasionado?.... ¡no! sencillamente una sobremesa a base de gintonic de Bombay Saphire, el de la botella azul, con tónica Schweppes (en lugar de Nordic, que le pega más), y su rodajica de limón. ¿Quién se puede resistir?

Como decía en mi anterior entrada: ¡hay que ver cómo pasa el tiempo! Un 12 de enero, en plenas rebajas, y nosotros, los cinco magníficos (Stani, Garban, Paco, Juan y un servidor) tras la aplazada comida-merienda de Navidad, hidratándonos con una buena mano de gintonics. Ha sido casi un medio iron man -seis horas- en torno a la mesa, aguantando de forma estoica, como campeones, que es lo que somos todos, con independencia de las horas de entrenamiento. Una mano de donpedritos para nosotros es como un duatlón sprint. Que tiemble Zarautz, que van los chicos "Sapphire".

8 comentarios:

Garbanzito dijo...

Xarli, que malico me puse al día siguiente, mi santa me tuvo que ayudar con sopicas y vahos de pecho.
¡P'habernos matao!.

stani dijo...

Jajaj, muy bueno, pero no me hagas mucho caso pues lo mismo lo soñé, pero la última ronda fue de Tanquerai, verdad? que chispera por Dios......

Jesús dijo...

Si echarle la culpa al Tanquerai del día siguiente.... que eso de la bombay no pue ser bueno...

Entre mi novia y vosotros, acabaré por beber eso... ahora que si me va a hacer todo un ironman, habrá que probar.

XARLI dijo...

Anda que si, ¡de lo que se entera uno...! Vosotros dos de resaca y parada cardiorespiratoria al día siguiente y aquí, el tío que nunca entrena, dándose un homenaje de media-media aproxi (es decir, unos 11 kilómetros o por ahí). Casi una horica corriendo (dejando, eso si, un tufo a ginebra que parecía un tren de cercanías de los de antes), y la peña aironman con sopicas calientes... ¡el mundo al revés! ¡Si es que no puede ser!
Bueno, lo importante es que veamos la vida en azul y no en rosa, ja,ja.
JESÚS, no te lo pienses más y apúntate al club de los azules. Hazle caso a la novia, que las mujeres son sabias (y si no lo son también hay que hacerles caso de vez en cuando por lo menos). Esto es más duro que estar federado en triatlón, ja,ja.

Jesús dijo...

Bueno, la próxima vez pediré un yintoni de esos que le pido a ella. Probaremos.

Será por probar... aunque tampoco pasa nada si me quedo en el ron. En el universo está el Yin y el Yan como fuerzas opuestas y complementarias (dicen los chinorris), y en el mundo de los bares y copas estará el Yin y el Ron... bueno y el güisqui, y el vodka, el brandy... uyyy todo esto está escrito por sueño, no por haber bebido

Jesús dijo...

Bueno, la próxima vez pediré un yintoni de esos que le pido a ella. Probaremos.

Será por probar... aunque tampoco pasa nada si me quedo en el ron. En el universo está el Yin y el Yan como fuerzas opuestas y complementarias (dicen los chinorris), y en el mundo de los bares y copas estará el Yin y el Ron... bueno y el güisqui, y el vodka, el brandy... uyyy todo esto está escrito por sueño, no por haber bebido

XARLI dijo...

¡La orden, Jesús!... veo que eres un tío de "tecla fácil", ¿eh? Tú prueba que seguro que te apuntas al clú Bombay al que estamos dando forma en nuestras perturbadas y borrachas almas creativas. Ahí estaremos la crem de la crem, lo más selecto. Fíjate que admitimos hasta a los que juegan padel, ja,ja. Obviamente también a los maratonianos y aspirantes a ello, aironmanes y aspirantes, y triatletas y aspirantes a ello (joé, tanto aspirar vamos a parecer aspiradoras)

Jetlag-Man dijo...

¡Panda de pervertidos! menos mal que no fui.