
Pues está bien claro: ¡¡¡ VINO !!!
Noticia extaída de ZanahoriaPress:
Buggs Bunny abandona su dieta vegetal rica en betacaroteno y se pasa directamente al tintorro de Jumilla.
No busquéis la noticia en los mentideros de internet, ni en los otros mentideros (los de las noticias de la tele). Al igual que la zanahoria es un fruto de la tierra, esta ocurrente forma de empezar la crónica del último duatlón cross de la temporada en el reino de Murcia (donde por cierto ya os adelanto que el rey ha sido Ramón García I de Puerto Lumbreras) es un fruto más de esta mente inquieta mía que no deja de golpearse contra las paredes de mi robusto cráneo intentando salir, tan ávida de carnavalescas comparaciones con las que disfrazar la realidad de diversas y coloristas vestimentas.
Vamos, que para siempre lo mismo, mejor contar cualquier chorrada que por lo menos divierta y entretenga... Aunque el caso es que, pensándolo bien, si que tengo algo nuevo que contar, lejos del habitual coqueteo con los últimos puestos. Vamnos a por ello:
1º Bolsa del corredor ==> nada de camisetas de algodón... En Jumilla, al pan, pan, y en la bolsa del corredor, vino.
2º Algo está cambiando en el mundo del triatlón... ¡está naciendo una nueva estrella! -aunque por el tamaño yo diría que no pasa de enana blanca-... ¿qué pasa? ¿no os lo creéis? ¡pues mirad bien la foto, a ver si localizáis al Guali Pascuali!
Ahí está la revelación de la temporada, en segunda línea de parrilla, con el dorsal 16, justo detrás de la élite (¡Bart Jaecken, el buen hombre, no se lo creía!), pero es que claro, con ese porte que uno se gasta, es normal que lo confundan con los buenos, ¿no?
Mas sigamos a lo nuestro: ¡pum! ¡cacharrazo de salida! ¡t'ól mundo en tropel a pisar uva! La peña no es muy numerosa, pero parece que con lo fresca que está la mañana, como que apetece correr rápido para entrar antes en calor.
-¡oye, un poquito de respeto, que si a mí me ha puesto delante la organización -eso sí, sin cobrar ningún fijo de salida- será por algo! -voy diciendo a todo aquel que intenta pasarme.
¿No decía yo que algo estaba cambiando? Pues como que empiezo a notarlo (y eso que aún no he catado el vino). Lo normal en estos casos: sales demasiado delante para tu nivel y te pones a un ritmo demasiado exigente. Alguno que otro pasa como perseguido por el espíritu de Zatopek, pero la cosa se estabiliza y me veo en una situación un tanto extraña: llevo casi tanta gente por detrás como por delante. Decididamente no es normal, por eso me recreo mirando la dispersa cola del cometa... ¡hay que ver lo cambiado que está esto corriendo unos segundos más rápido el kilómetro! ¡No me suenan las caras de los que llevo alrededor! ¡Eso es todo un lujazo para este cuerpo cavernoso mío!
Tengo una sensación estupenda. Es la primera vez que recuerdo estar sufriendo con gusto... Voy más rápido que en ninguna otra carrera que recuerden mis piernas. La segunda vuelta se me hace un poco más dura, pero aguanto el tirón y consigo dar alcance a dos corredores con los que he ido manteniendo la distancia. Habían anunciado 5 kms. en el primer sector, pero está claro que era bastante más (es posible que hayan seis). Basta con ver el tiempo que marcan los Guevara, Jaecken y demás en cabeza (rondando los 20 minutos). A mí me han salido 24'38. Perdonad que os aburra con mis cosicas de globero emocionado, pero es que me emociono.
¿Os he dicho ya que estaba disfrutando?
Comienza la fiesta
Si hay algo que detesto más que las subidas son las subidas con piedras. Y si hay algo que odio más que las subidas con piedras son las subidas con muuuuchas piedras. Casi estoy deseando llegar a las subidas más duras, a ver si suaviza un poco el incesante repiqueteo que llevo en todo el cuerpo. Es el kilómetro 7. Ya voy cogiendo tonillo. Pero como diría la presentadora de un popular concurso del siglo pasado: ¡¡hasta aquí puedo escribir!!
Porque, ¿que pensariáis si os dijera que tras la bajada llego a boxes cuando no había colgadas ni una veintena de bicicletas? Este tío se ha pegado un trompazo y está delirando, ¿no?... Pues no, allí estoy yo, saludando a la concurrencia. Asombrando a propios y extraños; por supuesto a mi media mandarina que me animaba más que nunca: ¡¡qué bien vas hoy!!... ¿bien? ¿has dicho "BIEN"?
La realidad es que no iba tan bien. La realidad es que hubiera necesitado ir en moto (una de ruedas muy gordas para pasar por el pedregal que nos metieron). Pero me tuve que pegar una carrera-caminata-descenso sin pedales de 7 kms, pues fue en ese punto donde se acabó lo que se daba. Iba justo de fuerzas pero no fue esa la razón. Me tocó volver a patilla por culpa de una patilla... La del cambio, que se partió y me dejó tirado en medio del monte.
No os fustigaré con el relato de mi penoso regreso. La única parte potable -la de mi entrada en boxes corriendo, en plan lucha contra los elementos- ya la he contado antes. Se acabó lo que se daba por esta temporada. Y mi último objetivo, casi un capricho, el de quedar entre los 20 primeros de la Megaliga (reto que me había propuesto al empezar el año), no conseguido por culpa de una avería técnica (de haber terminado la carrera ocuparía el puesto 15 de la general, en lugar del 27). ¡Qué se le va a hacer!
Como diría Buggs Bunny, que para eso lo he traído a este relato del "duelón" cross de Jumilla -duelón, porque para mí fue como un duelo, ya que es la primera vez que no acabo una carrera que empiezo-, y porque había que verme corriendo por el monte, que más parecía un conejo disfrazado de duatleta: ¡¡¡ESO ES TO-TO-TO-DO AMIGOS!!!
.... Aunque, ahora que lo pienso, ¿eso no lo decía Porky?