lunes, 19 de mayo de 2008

Sombras chinescas

Me váis a disculpar que retome la senda de trascendentalidad que había aparcado para dar rienda suelta a mis desvaríos triatléticos y que, a lo largo de la siguiente media docena de párrafos saque a mi espíritu crítico -que con tanta aventura deportiva corría el riesgo de aficionarse demasiado a la vigorexia- a que se oree un poco. Es lo que me pide el cuerpo.

Las cavilaciones, esta vez, me las he llevado allende los mares y los confines más remotos... Es lo que tiene el intelecto, que se te va de viaje y vuelve en lo que tarda un político en escurrir el bulto cuando hay que dar la cara o no está el horno para bollos. Nada menos que hasta el Oriente más lejano me transporto para darle a la reflexión más que a la flexión.

Y es que llevan una racha por los Orientes... En primer lugar, hay que ver la que se ha montado por culpa de la cruzada del biodiesel, dado el empeño occidental en salvar la capa de ozono (cuando a estas alturas tiene más agujeros que la economía somalí). De rebote y "gracias" a la interesada colaboración especulativa de algunos desalmados, se ha desencadenado un crecimiento vergonzosamente exagerado en los precios del arroz, cereal que sirve de sustento vital a tantos millones de congéneres humanos de los de ojos rasgados y amigos del tai-chí. Alguno de estos aprovechados que lo están acumulando para venderlo al mejor postor, lo mismo tira de desvergüenza y asegura que, en el fondo, les va a venir bien para ir ligeritos, pues de todos es sabido el efecto astringente del arroz...

Luego, entre sunamis, inundaciones y terremotos, no dan abasto. Es triste recordar estas cosas de la naturaleza, pero basta imaginar la que se lía aquí cuando caen cuatro gotas, y la de alertas amarillas, naranjas, rojas y de no sé cuantos colores más que dan los responsables de protección civil, para imaginarse la tragedia. Precisamente eso, imaginar, es lo único que nos queda, dada nuestra manida costumbre de pasar de puntillas cuando la desgracia es ajena y está a miles de kilómetros. Suena a eco lejano. Casi como un susurro que pronto dejas de oir. Yo diría que tardamos en dejar de oirlo lo mismo que tarda en apagarse la voz del que tiene la mala suerte de ser sepultado por los escombros de su propia casa, y justo cuando los medios de comunicación pasan página, uno se dice que ya no hay hambre en el mundo y que la vida sigue y tonto el último y a hacer relojes todo el mundo...

A veces el rumor de una tragedia apaga la de otra anterior, y entonces nos quedamos con la que más nos interesa. Si, ya sé que parece una burrada decir esto, pero, si no es así, ¿cómo se explica la dedicación informativa al grave seismo en China, el mismo que ha dejado al país, preolímpico, lleno de sombras, y el consiguiente olvido de las graves inundaciones en Birmania? ¿alguien ha vuelto a oir algo sobre este país, donde la tragedia riza el rizo por culpa de la dictadura militar que les aqueja y que impide la ayuda humanitaria de rigor? ....

Si, el terremoto de China ha segado muchas vidas, es cierto, pero ¿por qué hace sombra a otra tragedia tan cercana en lo temporal y geográfico? Permitidme que me moje, pero es que hay cosas difíciles de digerir, y querer a Andrés nada más que por el interés no me parece lo más correcto. ¿O es que a nadie se le había pasado por la cabeza que hay multinacionales que han realizado donaciones públicas para paliar los efectos del terremoto en China porque allí hay donde mojar en lo económico? Obviamente se han encargado de que su generosidad sea conocidad en todos los rincones.

Y a los birmanos, ¿quién les echa una mano? Aunque sea al cuello de algunos gobernantes. ¿O es que por allí no hay nada que rascar, mister Sam?... Por aquello de plantear soluciones (que luego se me tacha únicamente de crítico en grado severo), ¿qué tal si la ONU acepta admitir la existencia de plantaciones de arroz nuclear en los arrozales birmanos? ¡eso si podría ser un arma de destrucción masiva!

2 comentarios:

stani dijo...

Acho y la Isabel Preysler que sigue estando buena de eso no dices nada, ojo, que también es china....

Jesús dijo...

La verdad es que a uno le dan vértigo las cifras, no se cuantos miles en china, sobre 300.000 en Birmania.... parece que los individuos de allí no permiten ayudar mucho a la ONU, que quizás si podía ponerse un poco mas firme sin que haya petroleo del por medio.

Oye que no te escribí nada pero ya leí que eres Olímpico. ¡Enhorabuena! Buena crónica.