lunes, 8 de diciembre de 2008

EL HOMBRE DE MÓDENA

Si sóis de mente inquieta, os adelanto que no os debéis molestar en hacer una de esas búsquedas wikipédicas, para comprobar que es lo que se cuenta del hombre de Módena. No lo encontraréis en ningún estudio antropológico ni en arbol genealógico alguno de nuestra especie.

El hombre de Módena no es descendiente directo por parte de madre del de Cromagnon, ni es conocido por su parecido con el homus erectus, el hombre de Atapuerca o los monos de Gibraltar. Cuando a estos últimos les une ese rastro imborrable de la evolución homínida, caracterizada las más de las veces por un desastroso ir y venir de barbaridades que se repiten cíclicamente, nuestro hombre de Módena es un tío capaz de dar grasilla a lo que nos separa del resto de mamiferos.

Pero hete aquí que, como ocurre con casi todo si se produce un abuso, tampoco debería ser considerada la Meca de nuestros anhelos espirituales. Porque de eso precisamente se trata: de fijar, dar brillo y esplendor, como diría la Academia, aunque no a nuestro habla, sino a nuestra infrautilizada mente.

Que nadie se pierda ni perezca en el camino. Enciendo el gepeese para que nadie se desoriente y nos ubiquemos todos: la cosa es que ayer me dí una vuelta por Benidorm, santa santorum del turismo senior invernal y Partenón de la arquitectura pirulera (por lo de los pirulís, entiéndaseme). No me topé con manadas de suecas esculturales, pero si con explanadas (¿o sería más propio decir "zaplanadas"?) convertidas en planos verticales, odas al hormigón en equilibrio.

Nada nuevo bajo el sol. Hasta ahí lo esperado. La escapadita venía a cuento porque se celebraba en Benidorm la última jornada de un torneo internacional de ajedrez, donde participaba lo más granado del panorama nacional e internacional. No es alarde lingüistico injustificado, ¡no señor!, que estaba el mismísimo Vasili Ivanchuk, número 3 del mundo, y Alexei Shirov, esa mente de fabricación rusa que hemos importado para que nuestra juventud y alguna que otra aspirante a miss sepa que Ruisa no es solo ensaladilla o vodka.


¿Y qué sigue pintando aquí el hombre de Módena? ¿acaso había compitiendo también algún italiano ilustre con porte de Rodolfo Valentino y vestido de Armani pero con una sustancia gris diluida cual zumo de tanto exprimirla?... La respuesta es no. De momento con el cogote del tal Invanchuck (véase foto adjunta), que no se diferencia a priori de otro cualquiera, vamos servidos. Porque cogote, cada uno tenemos el nuestro. Algunos, bien es cierto, más en plan gastronómico, porque parecen tener más el de un merluzo (¡lo bien que le queda horneada a mi tocayo el de la pirólisis!).

Lo que sucede con los cogotes, y con el resto de las molleras asociadas en general, según lo veo yo, es que o se tienen sólo para llevar sombreros y pamelas o se sobreemplean hasta límites cuasi enfermizos. En este mundillo del ajedrez, al que sólo me puedo considerar aficionadillo, abundan en exceso los "borrachos" de la técnica y los obsesionados con dar jaque mate al rey sin ser republicanos. Es tan plena su dedicación que suelen coincidir en olvidar ciertos aspectos del reglamento social, como son un mínimo adecentamiento capilar y en la vestimenta.... Dime los pelos que te gastas y te diré tu "Elo" (sistema de puntuación en el ajedrez).

Si aún no véis a qué viene lo de Módena, podéis echar un vistazo a la foto adjunta. Módena, famosa por sus vinagres, me ha inspirado esta metáfora de hombre que rehuye la sociedad hasta fines enfermizos, que se recluye en estrujar su mente para buscar el mejor final posible a una puñetera partida de ajedrez, como si fuera la vida misma. Este hombre de Modena no es consciente del peligro que corre de que la sangre que corre por sus venas se transforme en vinagre, el mismo que otros han usado a lo largo de la historia para curar las heridas lo mismo que para aliñar ensaladas.


Más que ensalada, ¡menudo mejungue de Humanidad que tenemos! Unos tanto y otros tan poco... Como en todo, el uso del cerebro, también está desproporcionado, y creo que el término medio no lo encontramos ni aunque no lo pongan blanco y en botella.

4 comentarios:

stani dijo...

Joder Xarli, acho! que lo he leído varias veces y no pillo el mensaje, sé que lo tengo cerca pero no lo pillo, no lo pillo....

Jesús dijo...

Pues el mensaje esta claro... el ajedrecista obsesionado con su pasión ha descuidado su higene personal, y deberia usar vinagre (de módena) para los piojillos que anda criando en la espesa cabellera... era eso ¿no?

Jetlag-Man dijo...

Pues yo creía que el Hombre de Modena era el Pavarotti.

XARLI dijo...

Stani, ¿ves como todo no puede ser entrenar y tragar agua en la piscina? ¡hay que cultivarse! Jesús ha ido incluso más allá con lo de los piojillos, ¡que yo sólo quería referirme metafóricamente con lo del vinagre al carácter agrio que se les termina poniendo a todo aquel que se obsesiona con algo hasta llevarlo a límites enfermizos y de aislamiento! Pero tampoco está mal pensado, Jesús.
Ramón, a tí gracias por alumbrarnos, se nota que eres un tío de mundo que has recorrido todos los rincones de este globico pinchao en el que vivimos de dos a cuatro (yo por lo menos, que es el rato pa comer que tengo todos los dias, ja,ja).