viernes, 8 de mayo de 2009

LA ERÓTICA DEL TRIATLÓN... En Fuente Alamo, tres de tres




Me estoy acordando de aquella coplilla de la zarzamora, en la que se pregunta la voz cantante, qué es lo que tiene la susodicha, que llora, que llora, por los rincones, y que termina haciendo llorar los corazones o algo así... y no es porque sea yo amigo del género coplero, amén de que la copla y el triatlón no pegan ni con cola. Por tanto, no os devanéis esa sesera más preocupada de la tirantez del neopreno o del ruido que hace la cala al pedalear, que nada tiene que ver esta forma de empezar con el título que me ha salido para esta entrada: la erótica del triatlón, nada menos.

A lo que vamos, lo mismo ellas, esas "grupis" nuestras que sufren a su manera cuando nosotros sufrimos a la nuestra, repelando kilómetros, cuestas y olas, dicen que algo de erótico si tiene ver a tanto tío buenorro con las mallicas bien ceñiditas y marcando algo más que distancias... Pero lejos de superficialidades tales, la erótica a la que yo me refiero es a esa fuerza invisible que hace irresistible la tentación de apuntarte a un triatlón tras otro, cuando el cuerpo, lejos de pedirte marcha, te pide una tregua para recomponerse.

Algo así es lo que me ha pasado a mí en las últimas 2 semanas, en las que he completado un triplete que ni yo mismo creía que sería capaz de hacer: duatlón de Orihuela, medio ironman de Elche y, de remate, XX Triatlón Nacional de Fuente Alamo.

Aclaración primera: la doble equis no determina persé ningún rasgo sexual diferenciador de la prueba. Pues, si bien es cierto que había más de una centena de zagalas, y que nosotros, la gallarda manada de triatletas varones salimos tras ellas -lo que para un profano hubiera parecido casi más un ritual de apareamiento de cierta tribu amazónica-, lo cierto es que estaban en Fuente Alamo de aniversario, en concreto el vigésimo, que se dice pronto: veinte años ya organizando una prueba, que ha ido consiguiendo tal calado a nivel nacional que hoy en día se hace imprescindible en el circuito.

Y esa es la razón por la que yo no podía faltar. Se me hubiera echado de menos estando allí lo más granado del panorama nacional, tanto en hombres (Gómez Noya, Godoy, Clemente Alonso, Santamaría, Isaac López, Rubén Bravo, etc), como en hembras (Vodickova, Damlaincourt, Maria Pujol, Beatríz Jimenez, Elena Aguilar, María Bravo y, por supuesto, nuestra Mabelica Gallardo)... Venga, un poco en serio; la verdad es que este año quería tener experencias extrasensoriales en lo triatlético, y no podía dejar pasar otro año más sin apuntarme en Fuente Alamo.

Empezaré por el final: la experiencia ha sido genial. Tal vez un único pero, y es que fui el único "rumbero" que participó. Visto de otro modo, eso me permite ahora tener la exclusiva de la prueba. Otro pequeño inconveniente es toda la fase de preparación de la carrera, que te mantiene activo todo el día, al tener que ir por la mañana a recoger el dorsal, dejar las zapatillas en boxes, pintarte y empaquetar la montura, y luego con el paseo hasta el Puerto de Mazarrón en el bus turístico de la prueba, que te priva de la reconfortante siesta y te mete el miedo en el cuerpo al mostrarte sin tapujos el recorrido de vuelta.

Una vez en la playa, el ambiente es estupendo. También la temperatura. No así el molesto levante, que nos obligará a nadar hasta la primera boya contra las olas... ¡por si no fuera poco tener que evitar pegarte con el resto de pingüinos! Como salgo en la tercera tanda (primero salen las chicas, a los veinte minutos la élite más Garbancito junior y diez minutos más tarde el resto, globeros incluidos), me da tiempo a meterme dos o tres veces con el neopreno y pegarme unas nadadas. Alguno que otro (yo cuento 3 ó 4) opta por nadar sin plástico.

Asisto a la salida de la élite; Gomez Noya en primer plano y junto a él Clemente Alonso -al que le viene al pelo aquella cancioncilla infantil que ahora recuerdo: ¡qué feliz es el pez en el agua, qué feliz es el pez en el mar, con su traje de baño y escamas, a nadar, a nadar, a nadar (y sin gafas)....!, porque su traje azul y blanco tiene como escamas-. Luego se uniría a la fiesta el catalán Francesc Godoy, intercalándose entre ambos en el podio final.

Diez minutos más y ¡a comerme el mundo!... bueno, más bien a bebérmelo. Se vé que venía mal hidratado y me dio sed; no encuentro otra explicación. Lo mismo fueron las olas que me hacen estar incómodo a pesar de que nadie me adelanta (¿será porque iba de los últimos-últimos?...

Setecientos cincuenta metros nadando no dan para mucho más. Poco más de un cuarto de hora: lo previsto dada mi inexistente técnica natatoria. En boxes podría haberme leído un capítulo del Quijote. Será que como nací en el 70, la "transición" me pilló aún muy crío y no la tengo bien asimilada... Pero tampoco me obsesiono.

La diversión ha empezado. Noto como sube rápidamente. ¡No! La diversión no, la carretera. Apenas da tiempo para adaptarse. O sales pedaleando del agua o te pasa lo que me pasó a mí: que no sabes lo que pasa, porque tampoco hay cuestas del 15%, al menos de momento... ¡a mí me matan los toboganes y tanto sube-baja! Había pensado en coger algún grupo, pero enseguida comprendo que el único grupo lo tengo que hacer yo poniéndome de acuerdo con mis piernas. Intento seguir alguna rueda, pero o van demasiado deprisa para mí, o demasiado despacio. Total, que aquello parece una procesión de elásticos y globeros de varias partes del país que nos vamos dando tralla-metralla, como si estuviéramos en los bajos fondos del Chicago de Alcapone.

Por suerte (¡fijaos bien que digo "por suerte"!), no tardo mucho en ver el rótulo de los 10 kilómetros pintado sobre el asfalto. Después de todo parecen haber rápidos estos kilómetros. Y conforme empieza la cosa a empinarse (la cuesta), creo que voy cogiendo ritmillo. Hasta he dejado atrás a tres o cuatro que han decidido subir más despacio para recuperar en la bajada (¡y vaya si recuperaron los susodichos!)...

Llego a pensar que no me estoy exigiendo al máximo, pero tampoco viene mal guardar fuerzas, y entre piensa esto y lo otro, y dale al pedal que se empina la cuesta chaval, llego a la última rampa. ¿Se me hizo a mí dura o es que la jodida tenía truco?... Veo a mi buen amigo Andrés de Fuente Alamo, que ha subido hasta allí con la BTT, y sus ánimos me sirven para aguantar hasta el puesto del agua (echo de menos uno de helados, porque voy calentito de más), y a partir de entonces empiezo a amortizar el casette de piñones que le puse nuevo a la bici, pues llego a usar hasta el más pequeño en la bajada.

Tengo a la vista a gente que me había dejado en la subida. Cometo el error de echarle un vistazo al cuenta, porque me da vértigo comprobar que el velocímetro se ha quedado parado en 60km/h... creo que no da para más. Valoro si vale la pena arriesgar más con lo bien que me quedaron los piños tras el arreglo del verano. Y en estas estoy me pasa uno que no ha debido mudar dientes desde que era crío... Tomo nota y rueda. Y poco después se unen los de la subida que le dan una marcha al tema de acojone... Después de las rotondas al paso de Las Palas, con terreno ligeramente favorable y rodando en grupo el velocímetro llega a estar por encima de 50, y hasta cuando, en la última recta, da el viento de cara, mantenemos con soltura los 40.

Hemos ido pillando gente a la que recuerdo no haber visto desde la salida en el Puerto... después de todo hemos ido en buena y numerosa compañía, y he disfrutado, que es de lo que se trataba. Ahora me queda la ración de sufrimiento postrero, porque la carrera a pie final siempre es un martirio... Pero, ¡oh, albricias!, he salido de boxes ¡¡y voy corriendo!!... y con buena cara, y saludando a mi fotógrafa favorita a la que no veía desde la hora de comer... ¡¡y justo por delante de Gómez Noya! Se nota como Javi sale bastante más fresco, rechinando ruedas... ¿qué le vamos a hacer? ¡yo le aguanté hasta que pude, ja,ja!

El circuito no se me hace tan duro como en el Duatlón, y eso que tiene más cuestas. Y aunque, como era previsible, me adelanta gente que ha llegado después en bici, también consigo yo adelantar a alguno que otro, incluyendo a Paquico... esta vez el cabrito de él no tiene fuerzas para sprintarme y soy yo el que acaba recuperando otra plaza, ante el empuje de la "peña" que ha venido desde Cieza a aplaudirme (Carmen, Jesús Carrillo, Pepe Raja y Diego).

Como no tengo fotos en bici os pongo una de Elche, localizada de entre 5000 fotos gracias al rastreador GPS que tiene Mr.Ramón Doval insertado entre el lóbulo occipital y el frontal. ¡Qué máquina el tío, que no se presenta a los "esprinetes" para no dejarnos en mal lugar!

8 comentarios:

stani dijo...

Jejeje, joder que cojones tienes, eres el único que pusiste nervioso al Campeonísimo al final te pasó pero le costó lo suyo, jejej. A ver si de una puta vez le pones un poquico más de aire a las ruedas que por ahora no cuesta perricas... olé.

XARLI dijo...

¡Ya ves! Pura cortesía por mi parte. Además, no quise desgastarme más de la cuenta, pues me estoy reservando para Zarauz. Allí espero no "desinflarme" como mis ruedas, ja,ja.

Jetlag-Man dijo...

¡Albricias, que pasada de foto con el Noya resoplando detras de ti! ¡Poster ya! ¿No te pareció FA más duro que Elx? menudo temple,... y menuda temporada. ¿También te han engañao para irte al Titán? Qué burros sois...

XARLI dijo...

Pues si que tuvo su dureza FA, aunque no lo parezca por la foto que tengo con Noya. Supongo que también por haber sido justo la semana siguiente.
En cuanto al Titán, dado lo corto de mi entreno, creo que ya he cubierto sobradamente el cupo de burradas esta temporada con Elche y Zarauz.
Pero "¿dices tú de burradas?"... no te acerques que me tiznas, le dijo una sartén -futura IM- al cazo.

Jesús dijo...

Que buena racha que llevas... No irás a hacer el Titán también. Que te vas a quedar sin triatlones.

La foto de sobrado con Noya detrás, buenísima... je, je

Jesús dijo...

Entonces... esta foto ¿la tienes o no?? Porque me parece genial.

http://www.triatlondeelche.org/fotosmeta/triatlonelche5197.html

XARLI dijo...

Jesús, pues no... no tenía esa foto. De tanto subir escaleras se me había quedado la pierna así, ja,ja...
¡No! Es mi característico salto con patada de celebración (más o menos a lo "Bisbal", cuando hago algo "ingreible"). Lo ingreible de verdad es que aún saqué fuerzas (mo me preguntes de dónde) para hacerla.
¡Muchas gracias!

Anónimo dijo...

Casi me creo lo de la foto del Noya. TRUHAN!