sábado, 23 de mayo de 2009

Vuelve la esencia

Tras este paréntesis dedicado en cuerpo y alma al perverso vicio triatlético, absolutamente imprescindible dada la entidad de la empresa que he acometido, ¡vuelve el picoesquina que tanto os gusta! ¡ese picoesquina sensible a la par que duro! ¡ese picoesquina cañero! ¡otro azote virtual más para los forajidos, sin ley, caraduras, chupópteros, repelaplatos o simplemente hijos de puta que los hay hasta de colección!

No obstante, me váis a permitir antes una reflexión final en relación a lo que es la cosa triatlética. Y es que me siento un poco como Rafa Nadal... si, ya sé que no tengo ese peazo peluco, ni tengo el seguro en Maphre ni la cuenta en Banesto, ni mi coche es un Kia, aunque tampoco se me mete tanto el calzoncillo por la rajica del culo -¡leches, Rafa, llama aunque sea al sastre de Camps que te haga un buen par de calzones!-, pero la verdad es que el hombre, después de perder en la final de Madrid contra Federer (yo creo que Rafa es tan buena gente que le dio pena el amigo Rogelio y le dejó ganar), parece que respiró un poco, y es que hace unos días había dicho que se sentía un poco decepcionado o desencantado (no sé la expresión exacta pero si la sensación), ya que a la gente le parecían fáciles sus victorias y como que le quitaban un poco de mérito, cuando está claro que el tío se lo curra.

Pues bien, salvando las comentadas distancias, amén de las siete tallas de biceps que gasta más que yo, y de los "insignificantes" tres o cuatro ceros que, a buen seguro, adornan por la derecha su cuenta bancaria (eso sí, perfectamente identificada en territorio patrio... ¡bravo por Rafa! ¡que ya era hora de que uno de los grandes de España pagara sus impuestos aquí, no como los Alonso, Moyá, Sánchez Vicario, Lorenzo, Pedrosa, etc!), la cosa es que también se ha acomodado un poco el desencanto en mi espíritu, mitad hierro, mitad mantequilla... No es que aspirara uno a ningún minuto de gloria o a que le entrevistaran en las noticias, que para eso siempre están la crónica de sociedad o la de sucesos, con su buena Maruja diciendo que era buena gente el asesino (a ella nunca la había matado hasta la fecha), o que hay que ver la pelotera que han montado la de las "cocretas" y la "campa" el día de la comunión de la famosa Andreita (¡pobre zagalica! ¡no le arriendo yo la ganancia a esta criatura que va a terminar tonta perdida, si es que no lo está ya!), pero está claro que hoy la gente se fija más en otras cosas, como el coche que gastas, la ropa que te pones o la puñetera melodía de la que tanto fardas y que tantísimo trabajo te ha debido costar poner en el móvil. Creo que a esto de los soniquetes se les llama ahora "politono", pero tampoco soy el más apropiado para hablar de esto, porque yo lo llevo siempre en modo vibrador, que no molesta y me da más gusto a mí.

2 comentarios:

Jetlag-Man dijo...

Nada como un buen vibrador, amigo Xarli, para descargar la tensión de las carreras (mañana intentaré comer con el jefe, en Cieza).

XARLI dijo...

Ramón, nada de vibradores. Cuando pruebes de verdad la "sprint experience" verás como es la mejor forma de liberar tensiones... ¡salvo cuando se te salen los ojos de sus órbitas intentando seguir una rueda que te lleva a cuarenta y pico, que fue lo que me pasó en Cartagena!
En cuanto a lo de comer con el capi Carrillo, lo mismo te quedas con hambre, que Jesusico, con lo famélico que se está quedando, no creo que coma más que unas barritas energéticas a la plancha o unos geles con espuma de carbohidrato, ja,ja.