viernes, 27 de junio de 2008

Pues al final va a resultar que podemos y todo....

Esto es lo nunca visto. ¿Quién nos lo iba a decir a los sufridos españolitos futboleros?... ¡en una final de un Europeo y jugando al futbol con un desparpajo y una cosa que daba hasta gusto ver como se deslizaba el esférico de bota en bota y tira a puerta que la final explota!...

Imagino que a los rusos no les dió el mismo gustirrinín. Y es que, además de merendarnoslos en plan ensaladilla, los "cuatreros" de la tele les han quitado la idea de su plaza roja, coloreando del color de la furia y la sangre todita la inmensa plaza de Colón en los madriles.

Contrariamente a mi hábito de darle de forma impertinente a la tecla, extendiéndome y rellenando renglones y renglones de pausada prosa, esta vez seré comedido. Y tampoco hace falta que hable mucho de las cosas balompédicas, que está toda la tropa hispana alborotada mientras aguardamos que llegue la ansiada final.

No sé si podremos o no con los germanos. El deporte es lo que tiene: hoy estás deslumbrante y mañana por la mañana estás que no atinas. Digo yo que, si no se les sube demasiado el burbujeo de la victoria y la prepotencia antes de cazar al oso teutón, viendo como están jugando los rubios nibelungos, no tendríamos que temer nada. Pero insisto en que habrá que ser cautos, que no temerosos.

Y si algo está claro, vaya por delante de todo lo dicho, es que había un gafe, y el gran logro del señor Aragonés ha sido desenmascararlo y dejarlo en tierra. Este acertijo de resolución tan transparente me sirve como excusa para darle sopas con onda a toda esa jauría de "raulistas" que criticaban la, ahora considerada como sabia, decisión. ¡Me jode horrores la minúscula memoria que tenemos para algunas cosas en este jodido y bendito país!... que ayer parecían las calles, con tanta pitorrada va y pitorrada viene, un carnaval orgiástico, de desenfrenada alegría y frenesí patrio.

Si, ya era hora de poder celebrar algo. Pero también va siendo hora de que aprendamos a cerrar el piquito de oro a la hora de ejercer de seleccionador nacional. ¡Ay si cada uno de nosotros se dedicara a lo suyo y no nos metiéramos en la vida de los demás!... ¡Y ya de paso si fuéramos profesionales, serios, responsables y menos amigos del desparrame y la vagancia injustificada (si hay algún funcionario leyendo esto, puede darse perfectamente por aludido, ja,ja)!... Entonces ni te cuento... O más bien, entonces es que sería un cuento, de los de María Sarmiento, de los de Calleja, o de las Mil y una Noches.

En fin, que me estaba embalando (con la acepción de "tomar o coger velocidad", nada que ver con lo de meterse en un embalaje de papel de regalo)... Hasta el domingo, que ustedes lo sufráis en silencio, sudéis la gota gorda como cualquiera, y que no nos pase naica, como decia mi agüelica.

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